1 de febrero de 2013

Proceso de formación de convicciones


Convicciones y confrontaciones en Argentina

El proceso de formación de convicciones personales no es un proceso lógico y lineal, es bastante tortuoso y tiene muchas certezas pero más de solo pautas, de probabilidades e intenciones e intereses personales. No es el proceso que sigue un científico, por ejemplo. Tampoco el de un adivino o de alguien que cree en el horóscopo. Trataré de aclarar estos conceptos.

Cada uno de nosotros somos seres sociales, necesitamos serlo para poder vivir (o sobrevivir). Para poder hacerlo, seleccionamos formas de convivencia de menúes históricos o modernos que se nos presenta y adaptamos a nuestro gusto. Pero vivimos en una parte de la sociedad y en un sistema económico basado en la ganancia y la competencia, que influencia en gran parte nuestras actividades.

En el transcurso de nuestra vida, hacemos una elección personal sobre lo que consideramos nuestro yo o mejor dicho nuestra esfera de interés principal: puede ser nuestra familia, nuestro grupo escolar, nuestro grupo social, nuestra ciudad, nuestra provincia, nuestro país o toda la humanidad. De acuerdo a esto variarán nuestros intereses personales. Somos una parte interesada, lo que nos quitará “objetividad” al momento de hacer un análisis, cualquiera sea. O sea que el interés personal influirá en nuestros análisis, según el yo que hayamos adoptado.

Cuando digo el yo, me refiero a lo que considero propio o cercano, de mi mayor interés. No es lo mismo definirlo en un entorno próximo (mi familia, por ejemplo) o en el otro extremo a toda la humanidad.

Un ejemplo fácil de ver de la influencia de nuestros intereses en nuestras creencias lo tenemos en las convicciones religiosas, creemos lo que queremos creer, lo que necesitamos creer, lo que nos hace bien, no nos atenemos al veredicto de la experiencia, no hacemos experimentos ni jugamos nuestras creencias a ninguna comprobación. Se trata de creencias no falsables, es decir no comprobables por la experiencia.

Porqué dije que una convicción no se origina en un proceso (objetivo) similar al del científico? Pues porque el científico observa hechos empíricos, le parece encontrar una conexión entre algunos de esos hechos, enuncia una hipótesis, hace hablar a esa hipótesis aplicando la lógica, o sea saca conclusiones de esas hipótesis, elabora una forma de comprobar esas conclusiones en la práctica, realiza la experiencia y finalmente deja hablar a la realidad: la hipótesis es falsa o verdadera. En otras palabras, aplica el método llamado hipotético-deductivo, que ha sido el responsable del avance de la ciencia. Los elementos básicos con los que trabaja el científico son hechos de la realidad. Y a la realidad vuelve cuando quiere comprobar una teoría (modelo). Lo que manda es la realidad. Es con este método que la humanidad ha realizado los grandes avances tecnológicos hasta el momento.

Pero cuando formamos convicciones sobre ética o política, la cosa es diferente. Los hechos son valorados por nuestros intereses, empatías, pautas, etc, porque no tenemos todos los datos como para tomar una decisión totalmente racional. Aplicamos por ejemplo “lógicas” como “dime con quién andas y te diré quién eres”; tengamos en cuenta también que un político es un actor porque quiere aparentar lo que le conviene en cierto momento; es un buen jugador de truco y en el truco se miente…, todo justificado por los intereses de los ciudadanos. En definitiva, se toman decisiones empujados por lo que queremos creer, porque no tenemos certeza de la realidad. Y entran factores que están en el subconsciente (o no), que son los intereses de mi clase social, de mi trabajo, etc, o sea intereses particulares, personales. Por ejemplo, a mi viejo le cobran retenciones agropecuarias; no puedo ahorrar en dólares; este político está a favor de dar planes sociales, etc.

O sea que para formar nuestras convicciones, nos basamos en presunciones, pálpitos, probabilidades, simpatías, apariencias; y encima influyen nuestros intereses personales, nuestros deseos. Por esto nuestra convicción dista de ser objetiva por lo general. Pero la vida nos urge a tomar determinaciones, a elegir entre varias opciones, y por lo general lo hacemos.

Justificación de las convicciones

Una vez que hemos adoptado posiciones respecto de los múltiples aspectos de nuestra vida en sociedad, surge la necesidad de divulgarlas, de tratar de que otros adopten las mismas decisiones, de hacer lobby. Qué gano con ello? Que habrá más gente que piense como yo. En mayor o menor medida, nos hacemos “militantes” de nuestras convicciones.
Pero la vida sigue transcurriendo, aportando datos, nuevos datos que antes no fueron considerados. Llegados aquí, caben dos actitudes posibles:

1.    Ignorar todos los nuevos datos que atenten contra las convicciones que ya adopté antes y resaltar solo los datos que hacen bien a esas convicciones (e intereses, por supuesto). O sea, ya no buscamos la verdad sino la conveniencia para que se confirmen mis convicciones.
2.    Tener en cuenta los nuevos datos y hacer una consideración lo más objetiva posible de ellos, evaluando las fuentes; sacar de nuevo conclusiones, que pueden ser las mismas ú otras. Se trata de la crítica y el replanteo permanente. En este caso se suele privilegiar el interés general de la sociedad por sobre los intereses personales.

Entre esas dos actitudes hay muchas posibles, pero nos interesa analizar estos dos casos extremos.

1)    Desgraciadamente, la actitud más común en Argentina es la 1) (y tal vez en todas partes sea igual). Ya se adoptó una posición y debo ignorar, combatir y desacreditar todo dato que la contradiga. El fin justifica los medios. Lástima que el fin sea solo tratar de justificar una posición personal tomada y no defender la realidad  objetiva.
Surgen acá “los relatos”. Un relato es describir ciertos hechos destacando los que fortalecen mis creencias y omitiendo o desacreditando los que las contradicen. Un relato incluye una descripción filtrada y “conveniente” de la realidad. En la práctica, acá en Argentina, los dueños de los relatos están en las dos veredas, pero principalmente en los medios de comunicación masiva. Si todos dicen lo mismo tiempo, debe ser la verdad.
Pero el relato no es la única forma de deformar la realidad: también está el recurso tan usado de armar ficciones que serán lanzadas por muchos medios “independientes” al mismo tiempo. Se trata de ficciones para imponer sospechas, miedos, desconfianza. Eso lo hacen los grandes medios principalmente. 
Otro de los métodos para deformar la realidad es la demonización de alguna persona, ya sea político o personaje de la farándula. Una vez embarrado y etiquetado, ya será muy difícil sacarse la sospecha de encima.
En definitiva, son todos métodos para tratar de reforzar la posición que uno tenga, favorable a ciertos intereses como dijimos. Es una actitud netamente política, que busca ciertos resultados y no la verdad. Es la política del todo vale, sea cierto o no, eso es lo de menos.

2)    Es la actitud más racional y sincera. Es también la actitud más escasa. Se trata del crítico permanente, es la del que suele decir cosas inconvenientes y la del que podrá ser tratado oportunamente de traidor, es el que puede ser víctima del maniqueísmo imperante. Pero es también la del que puede hacer en ciertas circunstancias retornar a las discusiones a la cordura porque tiene una visión más amplia y no se queda en los detalles. Por este motivo es que son tan importantes los foros de debate permanente como Carta Abierta y también de Plataforma 2012, quiero creer.
No obstante, aun siendo críticos, es difícil que sean públicamente totalmente sinceros, para no dar armas a la oposición. Serán sinceros para dentro de su grupo de pensamiento, pero no públicamente. En caso de adoptar un cambio de posición, será a todo o nada, sin posiciones intermedias.

Confrontación o consenso.

Al empezar a escribir este artículo, mi intención fue solo hablar sobre el proceso de formación de las convicciones personales, motivado porque en Argentina en este momento se están dando muchos debates y esos debates se reflejan en todos los ámbitos, incluso el familiar. La cuestión era porqué esas posiciones tan diferentes, partiendo de los mismos datos? Pero no quería hablar de la realidad argentina en especial sino desde un punto de vista más general. Pero no puedo con mi genio, así que permítanme referirme ahora a lo que pasa actualmente en Argentina.

Se acusa al gobierno de los Kirchner de ser netamente confrontativo, que no privilegia el diálogo y el consenso. Para mí se trata de una lucha entre un poder político y los intereses de los grandes sectores del poder económico. El poder político actual pretende un país que se haga cada vez más inclusivo, atendiendo a los sectores más desprotegidos de la sociedad. Pretende una nación que mire principalmente a Latino América como sus socios y que disminuya su dependencia de los grandes poderes económicos mundiales. Privilegia la producción nacional y el consumo nacional como forma de reactivar la economía generando empleo. Para esto es necesario confrontar con los poderes establecidos, que tienen una gran parte del poder total.

Así es que el reclamo de consensuar es mal intencionado porque los poderosos saben que llevaría a no cambiar nada en definitiva.

Y ni siquiera se pudo aplicar en Argentina la Ley de Medios Audiovisuales, ante la avalancha de cautelares que inició la oposición al gobierno. Ya van más de tres años de demora en la aplicación plena de esa ley.

En estas circunstancias, consensuar es no cambiar nada. Nadie va a consensuar contra sus propios intereses económicos.

Y así vamos, con cifras contradictorias, con 1600 de prima de riesgo país, con índices promedio de aumento de PBI del 6 % y en el peor caso de 2 % en 2012; con el augurio de un 5 % para el 2013; con un 7% de desempleo; pero seguimos progresando, valiéndonos en gran medida de nuestros propios recursos y sin tanta auditoría del FMI porque estamos pagando la deuda. Todo se hace dentro de los parámetros constitucionales, porque lo que este gobierno encara no es una revolución sino una forma de gobernar no (tan) comprometida con el poder económico y sí con los sectores populares, la cultura y la educación.

En definitiva, entre los sectores que no tienen grandes diferencias, lo más conveniente es el consenso; cuando se tienen que afectar intereses particulares, no queda más remedio que la confrontación, en su justa y necesaria medida, sin exagerar. Esto vale para una democracia como la argentina, que pretende ser nacional y popular.

Carlos A. Navarro (Tuco)
01-02-2013

Algunas referencias:


27 de junio de 2012

DISCUSIONES Y CRISPACIONES



Muchos se habrán preguntado, como yo, qué está pasando en Argentina, porqué tantas discusiones y porqué tanto acaloramiento en lo que aparentemente tendría que ser un simple intercambio de ideas. Por supuesto, me estoy refiriendo a la política. Discusiones en la TV, en la radio, en el trabajo y en la familia. Y es mi propósito esbozar una hipótesis, intentando acercarme a las causas principales.

Como siempre la realidad es más complicada que nuestras abstracciones, pero éstas ayudan bastante, por lo que intentaré un esbozo. Empezaremos con un poco de historia no tan lejana.
Me quiero referir a las minorías, ésas que siempre tiene una democracia. Pueden ser los homosexuales pero también pueden ser los ateos o pueden ser los de una confesión que no sea la católica; pueden ser los de otra raza distinta a los de su entorno. Veamos, los homosexuales no podían confesar su condición sin ser discriminados y despreciados; los ateos tenían que escuchar en todos lados hablar a los católicos como si fueran la única confesión del planeta, y tenían que permanecer callados ante los disparates más grandes si no querían ser mal considerados; lo mismo los de otras confesiones no católicas; pero veamos lo que pasaba en política. LAS MINORÍAS APRENDIERON A CALLARSE PARA NO CHOCAR. De ciertas cosas mejor no hablar.

Después de Perón, la única voz permitida fue la de los liberales que aconsejaban: achicar el Estado, dejar nuestro destino a la actividad privada, que por más que a veces cometa excesos, a la larga sería beneficioso para todos, promoviendo el desarrollo del país como nunca lo pudo hacer el estatismo. Seríamos como los países del primer mundo. Solo teníamos que abrirnos a él. No se hablaba de desigualdad social, ese no era un tema. Tampoco la inseguridad. Solo del desarrollo que traerían las inversiones; si los productos del extranjero eran más baratos, eso debíamos comprar y dejar de fabricarlos nosotros. Abogaba por la especialización del mundo, que cada uno hiciera o produjera lo que sabía hacer mejor. O sea, nosotros debíamos dedicarnos solamente a la actividad agropecuaria. Estaba prohibido gritar Viva Perón en la calle y era condenado hablar de ello en cualquier círculo, al menos de clase media.

Era una receta sin alternativa, nos hicieron creer nuestros gobernantes y los de los países desarrollados que era la única opción; teníamos que aceptar que había un PENSAMIENTO ÚNICO. Ningún otro era posible. Nos lo decían también los grandes medios y periodistas tan destacados como Neustat y Grondona. Eran gotas de agua para perforarnos el cerebro. Y para hacernos olvidar los conceptos sociales del peronismo de Perón. Para dejarlos en el pasado. Había un nuevo salvador, era el capitalismo nuevo, el neoliberalismo; ya se había puesto en marcha en Chile, y parece que andaba bien; hubo que imponerlo con un dictador, pero eso era lo de menos. Solo bastaba que el resto de los países de Latinoamérica lo imiten, con o sin dictadura. Y en Argentina lo hizo Menem.

Así, los que todavía creyeran en el capitalismo social pasaban a ser una minoría más. Una minoría que ante las verdades que se proclamaban por los medios, debía quedarse callada so pena de ser despreciada y ridiculizada.

El neoliberalismo se había convertido como en una religión, el dios era el Mercado, los templos el FMI, el BM; los divulgadores del catecismo Neustadt y Grondona, los medios en general. No era admisible otra creencia.

2001. Crisis del neoliberalismo en Argentina. Ya todos sabemos de esto, corralito, 7 presidentes…

2003. Irrupción de una nueva política, que podemos llamar nacional y popular. Se trataba de una política que rechazaba los conceptos del neoliberalismo; que pensaba y se preocupaba por los más pobres y por su inclusión social; que pensaba que había que privilegiar, recuperar nuestra industria desmantelada en la década del ’90; porque había que generar puestos de trabajo; que nuestra política debía ser independiente de los intereses de las grandes potencias. En fin, una política bien llamada Nacional y Popular, rescatando los mejores conceptos del peronismo (y dejando de lado otros contradictorios o no convenientes así como los no democráticos o corruptos). Mejor dicho, una corriente Nacional, Popular y Democrática.
No se trataba de un concepto aislado, era toda una batería de conceptos coherentes y modernos. En fin, se pensaba en un capitalismo social. Un capitalismo sí, pero controlado, poniéndole límites y no confiando ciegamente en el mercado. Ya aprendimos que el neoliberalismo provoca el aumento de la polarización social y eso no ayuda ni a la sociedad ni a la democracia. Pero esto implicaba un nuevo pensamiento o mejor dicho una nueva concepción de vida, nuevos valores. Y había necesidad de comunicarlos a todos los que se pudiera. Había necesidad de compartir y sumar.

Comienzo de una “BATALLA” CULTURAL. Era indispensable darla, porque los que estaban acostumbrados al pensamiento único iban a tratar de impedirlo o por lo menos obstaculizarlo. Salió la Ley de Medios Audiovisuales, una buena herramienta para pluralizar las voces. Se evitaría el monopolio. La repartija sería ya más pareja, 33 % para el Estado, 33 % para los privados, 33 % para las asociaciones civiles, ONG, sindicatos, etc. Ya no bastaría con tener capital concentrado para lograr un permiso para operar un canal de TV o una revista o un periódico. Se estaba esbozando una mejor democracia.

Los simpatizantes K empezaron a opinar en todos los espacios, a hacer valer sus concepciones sobre diversos aspectos de la vida; gran disgusto de los del pensamiento único, los K venían a discutir, a decir lo que pensaban, con qué permiso, eso de hablar así era lo mismo que querer imponerse, era ya una dictadura, con qué permiso, estaban “crispando” todos los temas. Los que estuvieron callados tanto tiempo porque ni se podía decir “vivir Perón carajo” ahora opinaban, encima estaban apañados por el gobierno, “ese gobierno que ni siquiera consulta, hace sin pedir permiso (a nosotros…)”. Sí es una dictadura, y en los cacerolazos de mayo del ’12 lanzaron la consigna: “se va a acabar, se va a acabar, la dictadura de los K”. Es que ya la cosa había llegado a mayores: ni siquiera se podía comprar dólares para ahorrar y para viajar al exterior, como solía hacer la clase media, sí que era una dictadura porque ya no había más libertad para hacer lo que uno quisiera. El interés general, ni pensar que pudiera ser un condicionante. Son solo las libertades individuales las que interesan.

Los callados que antes tenían que permanecer en silencio ahora hablaban y en público, hasta en el seno de sus propias familias dando su parecer; no faltaba más! No tenían vergüenza. Eso era lo que producía la crispación, que opinaran en voz alta y sin desenfado ni vergüenza. Desde que sacaron el 54 % de los votos están insoportables!

Racionalidad y creencia (ver también aquí )

Muy frecuentemente nos preguntamos: ¿cómo puede ser que fulano, una persona despierta, culta y buena persona, que vea la realidad social, económica y política del país de una forma tan diferente que yo? Es que hay otros factores; está “lo que quiero creer”, está el bombardeo de los medios como Grupo Clarín y Grupo Nación, están los que solo escuchan dos canales y una radio. No quieren escuchar otra campana porque les desagrada.

En el proceso de aprender, vamos “teorizando” para explicar los hechos; hacemos hipótesis; a su vez los hechos se nos presentan algunos como una realidad palpable, otros solo como una probabilidad; tal candidato político nos resulta confiable y hasta simpático, no sabemos por qué. La explicación puede estar en la historia personal de cada uno y en la historia de la sociedad en la que vivimos. Puede estar en el círculo social al que nos sentimos pertenecer. La explicación puede estar también en el inconsciente.

Y llega el momento de elegir. Y lo hacemos. A partir de allí cambia nuestra visión de la realidad. Si el gobernante al que decidimos condenar hace algo bien, lo explicamos diciendo: “es una medida populista, solo para captar votos”; y si hace algo mal, lo agrandamos y lo usamos como bandera para denostarlo. Pasamos a ser pragmáticos en general y sordos cuando nos conviene.

¿Por qué somos así? No lo sé. Pero en esto estamos. En la conversación de sordos. Somos simplemente gente que quiere creer. Pero por este camino nunca nos vamos a entender.
Escucho posibles explicaciones.

Habría otra alternativa. Sería decirnos: nuestra pertenencia a tal o cual corriente dependerá de lo que yo averigüe; haré un balance de lo positivo y lo negativo y luego decidiré; trataré de evitar las “simpatías”, solo me basaré en mis conclusiones de qué es lo más conveniente en cierto momento para el país; mantendré siempre despierto mi espíritu crítico, nunca juraré fidelidad ciega a nadie. Pero… ¿ya estoy haciendo ficción? Uds díganmelo.

Tuco
Carlos Alberto Navarro

21 de diciembre de 2011

Sobre hombres y mujeres



Es indudable que hombres y mujeres son diferentes en muchos aspectos. Pero también es indudable que tanto unos como otros son esclavos, hasta cierto punto, de las imposiciones sociales. Y las imposiciones sociales devienen de las conveniencias políticas y económicas de la época. Y de la historia, por supuesto, entendida como un proceso, es decir, multiplicidad de eventos en un cierto orden temporal.

Es entonces muy difícil caracterizar a hombres y mujeres sustrayéndose del ambiente social en el que viven y de la historia que han vivido. Ello no impide aventurar algunas aseveraciones:


Diferencias: el hombre tiene mayor fuerza; la mujer tiene hijos, el hombre no; la mujer tiene mayor apego y dedicación a los hijos cuando pequeños; tanto el hombre como la mujer pueden ser racionales; la mujer es más emotiva que el hombre; cuando manifiesta su emotividad es difícil que sea racional; el hombre es más agresivo que la mujer; la mujer es más persistente que el hombre, especialmente cuando está en juego el interés de sus hijos; la mujer en general es más colaborativa que el hombre, juega en equipo; el hombre suele ser más independiente, lo que lo hace más dominante; el hombre destaca las necesidades materiales, la mujer las emocionales; la mujer menstrúa, el hombre no; la mujer amamanta, el hombre no; la mujer tiene mejores “curvas” que el hombre y es más bonita, el hombre tiene mejores músculos. Por lo general, la mujer piensa mientras habla, el hombre piensa y a veces habla.

Si, somos diferentes; ¿Y qué hay de la “igualdad” entre hombres y mujeres? Se trata de igualdad de oportunidades, que las diferencias no sean por imposición sino por elección de cada individuo. No es para eliminar las diferencias (que son interesantes), sino para que éstas sean reales y no creadas culturalmente.

Veamos algunos “síntomas” en “cómo se ven algunas mujeres”:

Visten frecuentemente minifalda y escote
Son felices si son admiradas por su físico.
Usan pestañas postizas, se llenan con siliconas los senos, la cola, los labios.
Mejoran el aspecto de la “mercadería”.
Visten ropas llamativas.

Lo anterior es lo que quieren los hombres en general, que la mujer sea un objeto sexual o un elemento decorativo. A esto se le llama machismo y a las mujeres que se comportan según este modelo, también se les llama machistas.

Pero veamos cómo se comporta una mujer que por su carácter y formación no se pueda considerar machista: si viste distinto, se la discrimina, es un queso, una mojigata, está fuera de lugar. A la pobre no le queda más remedio que imitar en alguna medida a las mujeres objeto… Es una imposición social. Viven en un mundo machista conformado por hombres y mujeres machistas. Esto es exacerbado por el capitalismo que quiere incentivar el consumo y nada mejor para ello que basarse en lo existente, en lo construido históricamente: el machismo.
Es decir que la mujer sufre de dos imposiciones, la que viene de los hombres y la que viene del marketing.

Quiero citar aquí algunas observaciones de un integrante del foro “Filosofía y Pensamiento” de Yahoo:

El ser humano es ornamental por naturaleza, se pinta y empluma desde el origen. El ser humano es muchas cosas, tiene muchos gustos y deseos, el problema es cuando llega un sistema de poder y exacerba -o reprime- esos gustos y deseos hasta desbocarlos -o anularlos- y llegar a hacer a la persona esclava de los mismos o enferma de su ausencia. En la represión, la Iglesia Católica ha sido especialista suprema. Y en la exacerbación, lo ha sido el capitalismo de consumo.

    Pero en nuestra sociedad (que sea capitalista no implica que no sea patriarcal), el quid es que ese gusto innato por la ornamentación se dirige a la mujer de forma imperativa, disciplinaria: algún hombre se depila (¿las axilas, el vello púbico?, sólo algunos esnobs), pero TODAS las mujeres han de depilarse por obligación. Algún hombre se arregla mejor, muchos se perfuman, pero TODAS ELLAS han de maquillarse, pintarse, perfumarse, peinarse de peluquería, seguir compulsivamente la moda, someterse a dietas imposibles y meterse silicona en los pechos y/o nalgas. ¿Cómo se puede negar la asimetría de estos imperativo? Toda esa imperatividad (1) se ejerce casi exclusivamente sobre la mujer, desde el momento en que el varón hace algo de ello por gusto o moda, pero la mujer ha de hacerlo bajo amenaza de señalamiento o incluso apartamiento (sobre un hombre con barriga se hacen bromas, sobre una mujer con ella cae la exclusión sexual y en parte social). Entiéndaseme: no digo que sobre el varón no recaigan también muchas incitaciones al consumo y la moda, sino que sobre la mujer recaen de forma abrumadora, haciéndolas consustanciales a su propio ser femenino.

    La utilización de la imagen femenina en la publicidad es otra cara del mismo patriarcado: es el capitalismo el que promueve la publicidad, de acuerdo, pero es el machismo el que la sesga a ofrecer únicamente (o en su mayoría) cuerpos femeninos, para vender cualquier objeto. El mismo machismo que llena las ferias y congresos (masculinos) con señoritas azafatas jóvenes y solícitas. El mismo que ameniza los partidos de fútbol americano con 'cheerladers' contoneantes y ligeras de ropa, moda que va llegando a Europa, mal que nos pese a algunxs.   

    Recomiendo especialmente "La tiranía de la belleza" (ed. Plaza&Janés, 2000), de Lourdes Ventura, un libro excelente, crítico y llenos de datos.

       Juan Blanco

El hombre domina (hasta ahora) y la mujer se desquita como puede. Dentro de casa ella tiene recursos para hacerse valer. Y entonces viene el mote: es una bruja.

Es que la sociedad es un sistema donde todo está relacionado con todo,  un sistema que ha sido construido fundamentalmente por el hombre y del que no es fácil escapar.

Pero veamos algunos cambios que han habido. Es cierto que actualmente la mujer tiene más acceso a la educación y que en algunas carreras es mayoría. Son muchas las mujeres en la política, en las artes. Hay buenas científicas. No podemos pretender un cupo 50 % en todas las especialidades, porque no hay razón para ello, si atendemos las diferencias de sexo, que dictan preferencias diferentes. Sí que las mujeres tengan (también) una total libertad de elección.

El cupo femenino del 30 % mínimo puesto por ley para la representación legislativa no está mal, para que la población esté mejor representada, es decir para que la composición legislativa se parezca más a la sociedad, pero no se puede pretender un cupo mayor porque eso sería ejercer una coacción. En realidad, debería establecerse un 30 % mínimo tanto para hombres como para mujeres y que salga la composición que sea.

Lo que es aberrante es que el hombre, por ser más fuerte, osado e independiente, se abuse de la mujer, ya sea directamente o a través de los niños.

Sería de desear que poco a poco podamos ir construyendo una sociedad en la que las oportunidades sean para todos, hombres, mujeres, razas, convicciones religiosas y que no solo aprendamos a respetar la diversidad sino a disfrutarla.

Tuco

PD.: como tengo mis dudas, me gustaría escuchar otras opiniones, comentarios o sugerencias.

23 de noviembre de 2011

La asistencia social en Argentina


Noviembre de 2011

En política, la Asistencia Social es un tema que siempre divide las aguas. Los que la creen necesaria están acá, los otros allá. No es casual, se trata de dos concepciones que hacen al papel que se piensa debe tener el Estado.
En este artículo trato de fundamentar el por qué el Estado debe tener ingerencia en cuidar la igualdad de oportunidades y evitar las grandes disparidades de ingresos, además de velar por la salud, la educación y el desarrollo.
Lo hago haciendo referencia al accionar del gobierno argentino actual (2011), pero dando principios generales aplicables a cualquier Estado.
La aplicación de la Asistencia Social puede tener grandes errores instrumentales, pero estos errores no deberían desmerecer los principios en que se basan. Todo error se puede corregir.
Introducción
El sistema capitalista funciona muy bien en cuanto a producir desarrollo económico, eso es innegable. Si se lo deja solo, libre, se desarrolla más. Eso no quiere decir que sea la panacea.  Es que un sistema basado solo en el rédito económico lo que logrará es más PBI, mayor producto bruto interno. ¿Pero a costa de qué? De mayor pobreza, de mayor desempleo, de mayor desigualdad, no se atenderá un aspecto clave: la dignidad de las personas.
El Estado, por otro lado, no es tan eficiente como la empresa privada, hay que reconocerlo, pero el Estado puede velar para arbitrar los medios para que todos tengan posibilidades de llegar a la educación, de alimentarse, de tener un techo donde vivir, siguiendo el principio “el hombre es digno por el solo hecho de ser hombre”. Es que para el capitalismo el que es digno es el triunfador en la competencia, el que logra más bienes y se adapta mejor a los valores del sistema. Prima lo económico: “Todos somos iguales pero algunos somos más iguales que otros” (Orwell).
El Estado es el que puede balancear la prédica (interesada) de las empresas a las que solo les interesa que se consuman sus productos.  El Estado es el que puede contrarrestar el pensamiento único que les conviene a las empresas, que son creadores de paradigmas y valores a su medida e interés a través de los medios, diarios, revistas y TV, a los que se podía acceder como propietario con la sola condición de tener medios económicos, hasta que salió la Ley de Medios.
En el sistema capitalista se gana o se pierde. ¿Y los perdedores? Ésos no interesan, ya está, ya perdieron. Al sistema económico no le interesa si hay desempleados, si hay pobreza, si hay analfabetismo. Si hay perdedores de una competencia feroz. El que perdió se embromó y a él nadie lo ayudará.
Al Estado en cambio le interesan todos los habitantes y de que tengan iguales oportunidades para desarrollarse. Estoy hablando en todo momento de un estado democrático, al menos con democracia representativa.
El Estado no hace otra cosa que tratar de evitar que los pobres entren en un círculo vicioso, como cualquiera haría por sus hijos.
Los perdedores o pobres
Pero los perdedores del sistema (loosers en USA) merecen un párrafo aparte, porque es clásico el círculo vicioso en el que entran habitualmente.
Hay dos tipos básicos de perdedores.
  1. Los estructurales, los que siempre han sido pobres y así también sus padres, sus abuelos. No pudieron estudiar porque vivieron de changas. Sus costumbres, valores y expectativas están adaptados ya a la situación. Los nuevos integrantes del núcleo familiar entran así en un círculo vicioso del que es muy difícil salir porque no pudieron adquirir una educación adecuada y menos una especialización.
  2. Y están los empobrecidos por cuestiones circunstanciales pero que han podido adquirir una educación mejor y tenido otras vivencias, por lo que tienen mejores posibilidades de romper con el círculo vicioso de a pobreza.
Algunos ejemplos típicos
  • Juan (19 años) es hijo de un cartonero. No pudo estudiar.  Y aunque pudiera, ni iría a la escuela, porque su padre, que no tiene siquiera primaria, no le ve importancia alguna, piensa que eso es para vagos, mejor recoger cartones y no perder el tiempo.
  • Pedro recoge diarios y cartones casa por casa en los barrios vecinos al suyo, que son más acomodados.  Como su pareja tiene tres hijos en edad no escolar, gana unos $ 810 pesos en total que le dan a su mujer por la Asignación Familiar por Hijo (AUH). Sólo se le exige que les ponga las vacunas que corresponde.  Pero como Pedro y su pareja están acostumbrados a vivir con menos de eso por mes y como no pagan impuestos y servicios, están conformes con lo que les da el gobierno y ya no salen tan asiduamente a buscar los diarios. ¿Los hijos? Solo están un poquito más nutridos que antes de la AUH porque el consumo de vino aumentó en la casa.
  • María tiene TV por cable gracias a que comparte una conexión con 4 vecinos. El gobierno le regaló el convertidor digital para Televisión Digital Abierta (TDA). Pero… no tiene Tinelli ni TN, así que vendió el convertidor a su patrona por $ 300,- y está feliz.
  • Lucila manda a sus tres hijos a la escuela. La pobre debe luchar denodadamente para que sigan yendo, sino al cabo de unos 9 meses perderá la AUH. Por lo menos ahora le da importancia a la escuela, porque es la forma de seguir ganando ese dinero. También el dispensario, porque a pesar de que los chicos tienen buena salud, vale la pena por los $ 810 mensuales que le pagarán en total.
  • Mario cobra planes sociales y ahora encontró un trabajo más estable, pero le pidió a su patrón que no lo ponga en blanco, porque de esa manera los perderá.
  • Verónica se separó de su pareja con la que tuvo 3 chicos. Empezó a estudiar en la universidad, abandonó y ahora trabaja como empleada doméstica. Es bachiller y conoce la importancia del estudio. Cobra la AUH lo que le resulta de gran ayuda. Adquirió con mucho sacrificio una moto lo que le permite trabajar en dos casas y atender a sus hijos que van a primaria.
Como se ve en estos ejemplos, los casos posibles son muchos. Dependen de las historias personales y familiares y de la educación que pudieron recibir los beneficiarios. Pero las medidas que aplicará el Estado son generales, no pueden contemplar todos los casos particulares.
Seguridad
La existencia de mucha pobreza en un país afecta la seguridad, por lo que la mejor forma de combatir la inseguridad a largo plazo es prestando atención a la pobreza. Es que alguien que se siente excluido del sistema no tiene compromisos con él, más bien tiene resentimiento con el sistema económico y con la sociedad. Tiene una ética, sí, la que aplica con sus pares, sus compañeros. Rechaza la ética del sistema porque se siente fuera de él. Es una persona marginada de la sociedad y por lo tanto peligrosa para ésta.
Democracia
La democracia ha sido un invento griego que para funcionar necesita que los integrantes del sistema sean libres e iguales (o casi). La democracia no funciona bien cuando hay mucha disparidad de jerarquía entre sus miembros. De jerarquía y de poder. Y el poder en el capitalismo se logra con el dinero.
Hay un índice que mide cuán desigual es un país en cuanto a la distribución de la riqueza. Es el coeficiente de Gini. También se usa la relación entre el valor medio de ingresos del 10 % más rico, dividido por el promedio del 10 % más pobre. Ver al respecto: La evolución de la Distribución del Ingreso y El coeficiente de Gini: un índice de Justicia Social.
Hay otro coeficiente que es más completo que los anteriores y que involucra, además del Coeficiente Gini, otros aspectos como los indicados:
El índice de desarrollo humano (IDH) es una medida resumida del desarrollo humano; mide el avance promedio conseguido por un país en tres dimensiones básicas del desarrollo humano: disfrutar de una vida larga y saludable, acceso a educación y nivel de vida digno. El IDH es la media geométrica de índices normalizados que miden los logros en cada dimensión, y utiliza diversos indicadores para su cálculo: esperanza de vida al nacer, años promedio de escolaridad y años esperados de escolarización e ingreso familiar disponible o consumo per cápita;5 es por tanto una medida comparativa de la esperanza de vida, la alfabetización, la educación y el nivel de vidacorrespondiente a países de todo el mundo. Se utiliza para distinguir si un país es desarrolladoen desarrollo o subdesarrollado, y también para medir el impacto de las políticas económicas sobre la calidad de vida. (http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Pa%C3%ADses_por_%C3%ADndice_de_desarrollo_humano).
Cómo romper el círculo vicioso de la pobreza
Los casos de pobreza serán variados pero el gobierno no puede hacer otra cosa que aplicar medidas generales, sabiendo que habrá inevitablemente gente que tratará de aprovecharse indebidamente de la ayuda social. Tendrá que redoblar los esfuerzos para evitar las avivadas usando las redes informáticas y entrecruzando los datos de las diversas reparticiones. Esto desgraciadamente lleva tiempo, pero se va avanzando.
Las políticas generales a llevar a cabo deben centrarse claramente en varios ejes: posibilitar oportunidades, educar, asegurar la nutrición básica, asegurar la salud básica, exigir contraprestaciones. Este último punto tiene sus problemas porque para controlar las contraprestaciones se necesitaría una cierta cantidad de empleados públicos que tornan inviable el método. Sí en cambio es práctico exigir, como hace la AUH, vacunación y escolaridad, porque ya existen las instituciones que lo pueden certificar.
Asistencia social en Argentina
Casos como los anteriores son muy frecuentes. En general, la AUH les ha cambiado la vida, especialmente a los chicos y a sus madres. Pueda ser que con hijos más instruidos alguna vez éstos puedan salir del (maldito) círculo vicioso.
Hay otros planes sociales, algunos pagaban en especies (artículos de primera necesidad); hubo que cambiar y pasar a pagarlos en dinero, porque vendían o trocaban los productos; otras veces los productos no llegaban, se perdían en los intermediarios y finalmente terminaban en un almacén de barrio, a pesar de la leyenda “producto no comercializable” que tenían impresa..
Algunos planes se pagaban a través de ONG’s o comités políticos; fue necesario pasar a pagarlos directamente abriendo gratuitamente cajas de ahorro a los beneficiarios para que cobraran con su tarjeta de débito porque los punteros políticos sacaban provecho económico y político de la situación.
Como digo, la asistencia social se fue perfeccionando desde el 2002, además de dejar de pagar en especies y de generalizar la bancarización para eliminar a los intermediarios, se entrecruzaron datos con la ANSES y otras reparticiones para descubrir tramposos y gente aún desprotegida. Hasta que el gobierno lanzó la AUH, Asignación Universal por Hijo en el 2009: ésta reemplazó a varios planes como el Jefes y Jefas de Hogar y Plan Familia y cubre también a las embarazadas:
El monto a percibir mensualmente es de $176, lo que representa el 80% del monto total de la asignación, que consiste en $220. Los $44 restantes, correspondientes al 20%, se acumularán mensualmente para ser percibidos después de ocurrido el nacimiento. Una vez que esto sucede, por medio de la acreditación de la partida de nacimiento, se percibirá la Asignación Universal por Hijo.
La medida abarcará a un número estimado de 177.177 nuevos beneficiarios, es decir el 21,3% aproximadamente de los nacimientos por año, con un costo estimado de 234 millones de pesos en 2011.
La asignación está destinada a las mujeres desde la semana 12 de gestación hasta el nacimiento o interrupción del embarazo. Las beneficiarias tienen que estar desocupadas; ser monotributistas sociales sin ninguna prestación contributiva o no contributiva; desempeñarse en la economía informal o en el servicio doméstico y percibir un salario igual o inferior al salario mínimo vital y móvil.
En noviembre de 2011, la AUH ha aumentado la matrícula en unos 130.000 chicos, según varias universidades, descontando los debidos al incremento poblacional. Se espera un incremento mayor de los beneficiarios en 2012.
Los planes sociales o mejor dicho la Asistencia Social en Argentina está a cargo de tres reparticiones y son muy numerosos. Se pueden ver en los siguientes links.
Por el Ministerio de Desarrollo Social:http://www.desarrollosocial.gov.ar/
Aparte de esto, el Estado gasta (invierte) mediante subsidios, que en general son exenciones de impuestos, a empresas de servicios públicos, PYMES, nuevos emprendimientos, en total por mucho más dinero que lo que cuesta la asistencia social.
Dije que en general el Estado no es tan buen administrador como la empresa privada. En este sentido es aleccionador que la presidente, luego de haber ganado en las elecciones por el 54% de los votos, hable de competitividad y eficiencia y haga revisar los subsidios, que representan mucho más que lo invertido en Planes Sociales, para dejar de dar subsidios a las empresas que ya no lo necesiten.
Críticas más frecuentes a los Planes Sociales
  • “Se premia a los vagos y se castiga a la gente que trabaja.”
  • “En Argentina no trabaja el que no quiere.”
  • “Los Planes Sociales son solo prebendas para ganar votos”. En general no se concibe que un político no haga algo por interés.
  • Gran parte de las críticas provienen de las capas sociales cercanas a la línea de pobreza, como una expresión de envidia: “¿por qué mi hija, que gana un poco más tiene que trabajar el doble para ganar casi lo mismo?” “Conviene más no trabajar, para sentarse a tomar mate y cobrar la AUH!!”. Esto muchos lo dicen pero nadie lo hace, porque con lo que se recibe por hijo realmente no alcanza ni para los chicos, es sólo una ayuda.
  • “Es no incentivar la cultura del trabajo”. Los cartoneros, por ejemplo, sí saben lo que es el trabajo, desde los 10 u 11 años. Trabajan para ganar muy poco y sin poder estudiar. Comparemos con un hijo de clase media…
El índice de desempleo bajó en la Argentina espectacularmente desde el 2002 al 2011, de un 26 % a un 7% en la actualidad. Bajarlo más va a ser un proceso más lento, debido a la dificultad para encontrar personal especializado. Gran parte de los desocupados corresponden al núcleo “duro”, los que solo saben limpiar vidrios, lavar coches, hacer pizza, repartir comida, etc. Pueda ser que sus hijos no se enfrenten a una realidad tan dura porque hayan podido estudiar y especializarse. Pero habrá que esperar más…
Sí, falta una cultura del trabajo en Argentina, y fundamentalmente de estudio. En todas las capas sociales, no solamente en los pobres. En la clase media es donde más porcentaje hay de adolescentes que ni estudian ni trabajan, son los jóvenes ni-ni de entre 15 y 24 años de edad. En total representan el 18 % de los jóvenes.
Carlos Alberto Navarro (Tuco)
Noviembre de 2011

3 de agosto de 2011

LA VERDAD

Este artículo no es mío sino de un compañero del foro Filosofía y Pensamiento. Lo coloco aquí porque me pareció importante para completar una serie de artículos, unos ya publicados (Creencias y desiciones, éste y un próximo comentando el concepto de verdad en Gianni Vattimo, un filósofo italiano.

Carlos Navarro


LA VERDAD
Introducción y recopilación de Horacio Games

Si interpretamos a la filosofía como “una actitud de pensamiento libre de preconceptos”, y ateniéndonos a que etimológicamente es algo así como “amor a la sabiduría”, es porque a través de ella uno puede avanzar en la búsqueda de conocimientos, de conocerse a uno mismo, de interpretar la “realidad”. Pero claro, para crecer y enriquecerse es necesario comunicarse y comenzar a edificar algo, no?

Entonces, ya que algunos empezaron a hablar de “verdad” (tema muy caro a la filosofía… como que cada filósofo ha expresado su definición de la misma..) deberíamos ponernos de acuerdo en QUÉ es eso de la “verdad”.
Según la RAE:

verdad.
1. f. Conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente.
2. f. Conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa.
3. f. Propiedad que tiene una cosa de mantenerse siempre la misma sin mutación alguna.
4. f. Juicio o proposición que no se puede negar racionalmente.

¿Porqué no comenzar a elaborar cada uno de nosotros su propia definición de “verdad” (vale leer a cualquier filósofo desde Protágoras hasta los contemporáneos) y así empezar el entrenamiento para despertar a la mente?

Aristóteles decía algo así como “decir que es lo que es y decir que no es lo que no es, es lo verdadero”.

 "La Verdad" ha sido y es un concepto utilizado con frecuencia, tanto en el ámbito académico como en la vida cotidiana. Pero es en el ámbito de la Filosofía donde adquiere una especial relevancia.

Como ha ocurrido con todas las palabras, también la palabra "verdad" ha cambiado su significado con el paso de los siglos. Para saber qué es lo que quiere decir un filósofo cuando lo utiliza es necesario ubicar al autor en su contexto histórico y al concepto "verdad" dentro del contexto total del pensamiento del autor de que se trata.

En el siguiente cuadro presentamos algunas de las acepciones de "verdad" refiriéndolas a la etapa de la historia de la Filosofía en que surgieron. Pero se debe aclarar que, dado que la historia de la Filosofía se parece más a la de la Música que a la de la Ciencia —según afirma Jaspers—, las diversas acepciones siguen vivas, ninguna ha sido dejada de lado completamente.

Filosofía Antigua
La ver-dad
como realidad
"Verdadero" es lo que permanece, lo inmutable, lo que siempre es de la misma manera. Lo cambiante es meramente aparente. La verdad es la idea (Platón) o la forma (Aristóteles) que se halla oculta tras el velo de la apariencia. Ella es lo realmente real, lo que más merece el nombre de "ser". 
La ver-dad co-mo adecuación del intelecto a la cosa
Un enunciado es verdadero si lo que dice se corresponde con aquello de lo que se habla, si hay "adecuación del intelecto a la cosa", entendida esta última de un modo realista, como la cosa en sí, existente más allá del sujeto e independiente de él.
Filosofía Medieval
El "trascendental"
verdad
Considerado en relación al intelecto, todo ente es verdadero. En este sentido decir que algo "es" o decir que "es verdadero" es lo mismo. "Verdad" y "ser" se equiparan. Por ello se dice que "verdad" es uno de los "trascendentales" del ser. A esta acepción del término verdad se la denomina "verdad metafísica" o "verdadontológica".
La ver-dad "lógica"
A la verdad entendida como "adecuación del intelecto a la cosa" los medievales la denominan "verdad lógica".
Filosofía Moderna
La ver-dad
como evidencia
El intuicionismo racionalista, buscando un conocimiento seguro, rechaza como falso todo lo que no se presente a la conciencia con una certeza absoluta. Su verdad modélica es la afirmación «Pienso, existo» de Descartes, que no se apoya en un razonamiento sino en una intuición clara y distinta que le otorga una evidencia inmediata.
La ver-dad co-mo construcción del sujeto
El objeto de conocimiento, el fenómeno, es construido por el sujeto a partir del caos de impresiones proveniente de la experiencia. El sujeto posee a priori (antes de la experiencia) formas puras de la sensibilidad (espacio y tiempo) y categorías vacías del entendimiento (substancia-accidente, causa-efecto, etc.) y con ellas ordena los datos caóticos de los sentidos. La verdad es intramental y la cosa en sí ("la verdad metafísica", referida al noúmeno) permanece incognoscible.
Filosofía Contemporánea
La ver-dad co-mo adecuación entre lo mentado y lo dado
La verdad es la adecuación entre lo "mentado" y lo dado, que no es la cosa real, el ente existente en sí, sino el fenómeno. El conocimiento y la verdad se dan en un plano "trascendental" o "puro", equidistante tanto del realismo —que hace hincapié en el objeto— como del idealismo —que pone el acento en el sujeto—. La Fenomenología toma lo dado tal como se presenta al sujeto, sin pretender ir más allá. 
La ver-dad co-mo utilidad
Es verdadero lo que es "expeditivo" en nuestro modo de pensar, lo que introduce un "beneficio vital" que merece ser conservado. El concepto "verdad" se aplica a las ideas según sea su utilidad y no a los objetos: no rige en el plano metafísico.
William