15 de abril de 2006

SOBRE SÓCRATES


Antes de Sócrates, los filósofos en Grecia tenían como tema principal el estudio de la naturaleza.

Atenas fue derrotada varias veces. El poder pasó a los 30 tiranos (año -404). Sócrates había recibido una modesta herencia de su padre, lo que le permitía dejar los trabajos de albañilería que realizó cuando regresó de la guerra y dedicarse por entero a la práctica del diálogo filosófico. Atenas trataba de regresar a la democracia de sus tiempos de esplendor (año -403).

Sócrates, luego de incursionar en las enseñanzas de otros filósofos sobre la naturaleza y la astronomía, se dedicó a pensar sobre las conductas humanas. Encontró contradicciones entre la razón y las creencias populares sobre el hombre.

Si él hubiera salido a contarlas por la ciudad, en las calles, en las plazas, probablemente se hubieran reído de él y hubiera sido preso mucho antes, porque contradecían lo que la gente sabía sin ninguna discusión. El camino que eligió, en cambio, fue mucho más fructífero, el de dialogar con los engreídos jóvenes aristocráticos, que estudiaban con los sofistas, lograr que tengan que reconocer su ignorancia primero y que ellos mismos saquen las conclusiones que él ya había sacado. Todo esto por nada, se oponía a recibir dinero, lo que hacía que sus enseñanzas fueran más creíbles.

Lo problemático era que esas conclusiones no eran en realidad verdades mismas sino la revelación de un mundo desconocido de dudas, sobre el que había que seguir pensando sin prejuicios. La verdad en la que él ponía el énfasis era el método racional que permitía echar por tierra con las creencias de la tradición, con lo establecido entonces como la verdad y ejercer el pensamiento crítico. El que podía seguir pensando de esta manera por sus propios medios, decía que había conquistado la areté, el poder de poder hacerlo, la virtud de saber hacerlo.

Sostenía a ultranza que uno debía hacer de acuerdo a su pensamiento, aún en los casos de tener una oposición total de los otros ciudadanos y se debía tratar de persuadirlos.

Respecto de las actitudes humanas, Sócrates sostenía que conocimiento y virtud estaban muy relacionados y que ninguna persona hacía las cosas mal por maldad, que todos hacemos lo que creemos mejor y que si alguien tiene malas actitudes era solo por ignorancia.

Otro valor de los diálogos era que todos los temas elegidos giraban en torno al hombre, a las actitudes humanas. Abrió así las puertas del conocimiento a temas aún no abordados racionalmente hasta entonces. Sentó desde entonces las bases para la filosofía occidental posterior.

Adjetivos para definir a Sócratres:

 Testarudo, principista, racional, sentido ciudadano, gran sentido de pertenencia a la ciudad, generoso, desprendido, curioso, metódico.

SÓCRATES EN EL SIGLO XXI

La pregunta de Silvia: “¿Qué hubiera pasado si Sócrates viviera ahora?” me dejó pensando en esa ficción.
Pensé que no hubiera sido sentenciado a muerte, ni siquiera hubiera ido preso. Ni siquiera tendría discípulos, sólo lo tildarían de loco, sería un personaje pintoresco, los chicos le harían burla. Así como Jardín Florido era el loco de los piropos, él sería el loco filósofo y pasaría a la historia local junto con la Pelada de la Cañada, etc.

Si en vista de la indeferencia de la gente en las calles fuera a la Ciudad Universitaria, nadie lo atendería porque todos están apurados con sus trajines domésticos, ir a clase a estudiar a los griegos, posiblemente a Sócrates, para poder aprobar en los exámenes y obtener al fin su título y no atender a un gordito bajito y molesto que solo hace preguntas. Más si lo que plantea es el problema de la verdad en un mundo dedicado a ser eficientes y prácticos.

Supongamos que se acerca entonces a un partido político. Comienza hablando de los deberes de todo ciudadano. Pero los que concurren a un comité no conocen el significado de esa palabra, el significado real, aunque la escuchan asiduamente. Es que se ha sacado de la escuela la materia Educación Cívica por inservible. Ellos solo saben que si le va bien al partido al que se acercan, por ahí solucionan algunos problemas económicos. Además, en los hechos la palabra ciudadano carece de mucho sentido, porque todo viene ya hecho desde el  gobierno, éste es el que se dedica cuando puede sacar algún provecho electoral. Los “ciudadanos” deben esperar y aprovechar, no dar.

Sí habría una coincidencia con Sócrates: la palabra democracia, pero solo la palabra, porque el sentido para Sócrates y para el hombre de la calle actual son muy pero muy diferentes. Ahora se trata solamente de ir a votar.

¿Y las leyes, el acatamiento de las leyes?  Si viera que al hombre o mujer común lo único que le interesa es ver cuándo y cómo puede transgredir alguna, se lamentaría de haber aceptado tan sumisamente morir por ellas o por el sistema que las instituye.

Llegado a este punto, no tuvo más remedio que reconsiderar su teoría de que las conductas erradas del hombre se deben a su desconocimiento, consideró que hay también otros factores que gobiernan su conducta. Y se volvió a repetir: “sólo se que no se nada” y agregó: “…pero nada!“ y dijo: “éste es el pueblo más complicado que he conocido”.

En fin, pavada de depresión que se agarraría el pobre, tendría el complejo de estar loco, Iría a Oliva para ver si lo aceptan en el internado y le dan comida y alojamiento con personas más normales y se dedicaría a leer a los filósofos griegos antiguos.

Carlos.