12 de agosto de 2015

LA NATURALEZA HUMANA


Hipótesis y consideraciones aventuradas sobre el hombre

Una de las preguntas básicas del quehacer filosófico ha sido “cómo es el hombre?”, buscando en su historia algo común que permita englobar sus actitudes. Pero esas actitudes se han relevado como muy diversas y hasta contradictorias. Parece ser que las diferentes circunstancias que vive el hombre son determinantes en esas actitudes y esta cualidades lo que lo hace adaptable a las más diversas circunstancias. También es determinante end su comportamiento su historia, porque el hombre es el animal con mayor memoria y capacidad de adaptación que existe. Pero la historia entendida como un proceso, un hecho tras de otro y así, porque también interesa y mucho el orden de los acontecimientos que el hombre vive. Tal como ocurre cuando un profesor dicta una clase: esto primero, luego aquello, para que se pueda entender (y convencer). Sí, es que el hombre es un animal muy complejo. Circunstancias, historia, proceso. Parece que no se pueden separar del hombre, que es un ser cuyas respuestas dependen no solo de sí mismo sino también de muchos otros determinantes. En este hecho reside casualmente su tremenda adaptabilidad al entorno que le toca vivir. Un duro ejemplo: del nazismo se pasa rápidamente a otro régimen, casi sin transición, surgen como siempre las “explicaciones” racionales de lo que pasó y de la actualidad. Al principio se trataba de obedecer las órdenes de un régimen que pretendía el gobierno de una raza superior, para pertenecer al movimiento masivo; después los valores cambian, son la democracia en el capitalismo. Se adopta una nueva moral, que ya no es la de la obediencia sino de la responsabilidad individual. El pasado es ya pasado; ahora se mira desde el presente al futuro.

Sabemos que el hombre es un ser social, que es débil físicamente pero que tiene una inteligencia diferente, capaz de cosas que están muy limitadas en los otros animales. La inteligencia compensa la debilidad física. Vive en sociedad, tanto para protegerse como para poder reproducirse. Pero para poder vivir en sociedad tiene que convenir con sus semejantes reglas de convivencia, ya sean reglas explícitas o implícitas. Sin esas reglas la sociedad no podría prosperar. Tiene que dejar de lado cosas que querría, con tal de poder permanecer en esa sociedad. Le conviene. Llamamos al conjunto de esas reglas “una moral”. Construye además “valores morales” o virtudes sociales; en tiempos de guerra antiguos, por ejemplo, se exaltará el coraje y la fuerza física. Es lo que conviene a esa sociedad y en ese momento. En nuestra sociedad capitalista, las virtudes más resaltadas serán la competencia y la acumulación de capital, como corresponde al sistema capitalista.


Mantener una sociedad unida no es muy difícil en pequeñas sociedades, digamos unas 100 o 150 personas. Para agrupaciones mayores, hace falta algo que de valor, respeto y popularidad a la moral creada, algo que no esté al alcance de los individuos comunes para que no lo puedan cuestionar, algo sobrehumano o algo sobrenatural. Lo sobrehumano es por ejemplo la naturaleza y sus leyes; por sobrenatural se entiende lo que no está al alcance de la experiencia. Puede ser el poder de un soberano o una fundamentación sobrenatural (dioses) o al menos un poder sobrehumano (leyes naturales), que puedan ser tomados realmente como verdaderos por la gran mayoría de la población. Serían creencias unificadoras. Le llamaremos “mitos”, porque no requieren ser verdaderos ni comprobados científicamente para que cumplan su objetivo; sí se requiere que sean lo suficientemente atractivos, convincentes y respetables como para que los miembros de la comunidad lo tomen como valederos. Es el caso de las normas morales consecuencia de las creencias religiosas, por ejemplo, su poder unificador se debe a que están por encima de los hombres y la naturaleza, no siendo así discutibles. Permiten en la sociedad un estado de paz relativa y que los esfuerzos de los individuos se vuelquen a la prosperidad en concordia de la sociedad, evitando los conflictos internos improductivos.

Como tienen que organizarse lo mejor posible, se establece un sistema de gobierno, ya sea impuesto por los que tienen mayor poder o, raras veces, elegido entre pares (gobiernos democráticos). El gobierno se hace dueño de dictar las reglas y hacerlas cumplir, o difundir los mitos que harán respetar esas reglas; es en definitiva el dueño de la moral que deben cumplir los integrantes de la sociedad. Si el gobierno está de acuerdo con los valores morales y las creencias religiosas, el gobierno será más duradero y la sociedad más próspera.

Aparentemente una de las metas (o medio para un fin) del hombre, es el poder; los padres buscan que sus hijos los respeten y obedezcan; el maestro quiere lo mismo de sus alumnos; el cazador se nutre de herramientas (armas) para tener poder sobre los animales. También busca poder social. Algunos, los de mayor poder o prestigio (que también es poder), buscarán gobernar a su sociedad.

Pero volvamos a la pregunta original: a pesar de las circunstancias, la historia y su orden de los sucesos, ¿hay algún patrón que sea aplicable siempre, al menos en ciertos aspectos, para explicar a grandes rasgos parte de las actitudes humanas? Si las hay, es probable que algunas sean las mismas que rigen para los demás animales (por qué no, si somos también animales?). Veamos…

El hombre y los animales.

“Programación” aparente en los animales (incluido el hombre):
Si somos animales, deberíamos, pienso, preguntarnos cuáles son los rasgos distintivos del hombre y cuáles los otros que comparte con los demás animales, de los cuales es éste  solo una de sus especies.

Rasgos comunes al hombre y a los demás animales

·         Principio de supervivencia
·         Principio de reproducción
·         Alimentación
·         Protección contra las inclemencias ambientales (fenómenos naturales, otros animales)

Rasgos distintivos.

El hombre tiene además
  • ·         Una mejor memoria que se prolonga en el tiempo.
  • ·         Inventiva e imaginación. Capacidad de abstracción, capacidad de crear un mundo de ideas que no son parte de lo que llamamos la realidad externa y material. Una realidad externa y material que suponemos que tiene una realidad independiente de las ideas que pueda tener el hombre. Esto es algo que en realidad no podemos comprobar fehacientemente pero la existencia de una realidad externa es un supuesto que ha demostrado ser muy útil y es el principio en el que se ha basado todo el desarrollo científico.
  • ·         Capacidad para construir un lenguaje estructurado (poder de combinar las palabras para lograr nuevos significados, con el consiguiente ahorro de signos) y ductilidad vocal para expresarlo de forma oral. La escritura además supera al tiempo, hace que las palabras perduren.
  • ·         Capacidad para aprender de la experiencia. Una de las consecuencias importantes es poder aprender las reglas que relacionan los hechos naturales y hasta cuantificarlos. Una de las herramientas básicas para operar con esas reglas son la lógica y el concepto de número (cantidad). Después de haber probado innumerables métodos de conocimiento, se llegó a la conclusión que solo uno de esos métodos daba resultados prácticos, el llamado “método hipotético deductivo”. Hasta el momento no se conoce otro método válido de conocimiento que conduzca a resultados prácticos. Pero para llegar a esta conclusión, se debieron probar caminos mágicos o puramente especulativos (jugar con las palabras para tratar de llegar a alguna verdad, olvidándose del indispensable cotejo con la realidad).
Todo esto constituye una habilidad especial que llamamos inteligencia superior (capacidad para resolver problemas complejos).

Los rasgos comunes entre el hombre y los demás animales

Principio de supervivencia.

Uno de los requisitos comunes implica necesidad de seguridad. A la seguridad solo la da el poder. El poder en los animales salvajes reside en tener métodos de defensa y en la fuerza. En el hombre también, pero con el agregado de su sabiduría e inteligencia. En el hombre esto se aplica también en su relación con los otros hombres. Me explico mejor.

El hombre es un animal muy débil físicamente, por lo que tiende que agruparse con otros hombres para afrontar juntos las adversidades, construir herramientas (y armas) para dominar a la naturaleza y a las amenazas que pudieran surgir de ella. Pero estas herramientas o recursos no son solo materiales: una buena oratoria, el carisma, el poder de convencimiento, el prestigio adquirido, etc., también cuentan y mucho. Se trata de acumular un poder que pueda darle mayor seguridad.
Cuando digo poder no me refiero solamente a poder político o físico, sino a la capacidad de dominar su entorno, cualquiera sea. Puede ser poder de tipo social o puede ser para dominar a la naturaleza misma.

El dominio de la naturaleza merece una referencia especial por su importancia. Es que ella es origen de muchísimos interrogantes y de una búsqueda incesante por parte del hombre, desesperado por encontrar métodos válidos para dominar lo natural. Así surgieron los filósofos, los que dieron múltiples respuestas sobre un hecho, generalmente contradictorias entre sí. Se buscaron respuestas a infinitos interrogantes y se dieron explicaciones, muchas de las cuales hoy consideramos disparatadas. No había un único método para llegar a esas respuestas. Se inventaban teorías, la mayor parte de las veces sin asidero en la realidad porque no se verificaban empíricamente. Se ponía énfasis en descubrir una Verdad principal que revelara todas las demás incógnitas. Aristóteles en cambio ponía más énfasis en la experiencia para llegar a verdades parciales. Otros empezaron a experimentar con la naturaleza y luego proponían teorías sobre una verdad que habían supuestamente descubierto y que se validaban porque “explicaban” (o parecían explicar) los fenómenos en estudio. Estos últimos intentos solían tener resultados prácticos exitosos.

Otros recurrían a la magia para dominar lo natural, a partir de lo sobrenatural. Crearon en su imaginación a los dioses, que representaban en realidad solo las características de los hombres; había así dioses buenos y dioses malos, en una lucha constante entre ellos. A veces ganaban unos, a veces otros y de eso dependía la suerte de los hombres. Sus creencias constituían un politeísmo donde los dioses tenían poderes especiales pero también características humanas. A este politeísmo lo podemos encontrar aún hoy en las religiones “monoteístas”, judaísmo, cristianismo e islamismo, especialmente en la católica. Un sincretismo, en realidad.

En occidente, con el advenimiento del pensamiento judeo-cristiano, se impuso también como explicación de las actitudes humanas la lucha entre el bien (Dios) y el mal (Lucifer). Una creencia en realidad dualista, en nombre de religiones “monoteístas”. Se pregona el amor a todos como acto volitivo necesario para una buena sociedad  y la lucha contra el egoísmo. Se promete recompensa (el paraíso) para después de la muerte a los que sigan los mandatos divinos, revelados por algunos profetas (Moisés, Jesús, Mahoma) y divulgados por los creyentes que estuvieron más cercanos a estas divinidades (apóstoles, etc) y que los asentaron en libros sagrados (Biblia, Torá, Corán, etc.) en nombre de dios.

Adaptabilidad.

Lo más destacable del hombre en cuanto a supervivencia estriba en su gran capacidad de adaptabilidad ante nuevas circunstancias. No me refiero solo a lo climático o natural. Me refiero a la adaptabilidad en cuanto a sus mitos unificadores que permitirán la supervivencia social e individual en nuevos escenarios. El hombre es maleable, ante nuevas situaciones y luego de considerar el resultado que sería más conveniente, busca o inventa el mito adecuado para ese resultado.  Podemos llamarle al mito también “explicación” y será la más conveniente. Hay una adaptación de los mitos a la conveniencia social. Es como un “todo vale”, con tal de subsistir.

O sea que el hombre, bajo las circunstancias e historia adecuada, es capaz de cualquier cosa, moralmente, con tal de subsistir.

Considero esto importante, por lo que volveré sobre ello más adelante.
Principio de reproducción.

El sexo es uno de los ingredientes muy importantes para entender el comportamiento humano, eso lo entendieron muy bien los psicoanalistas freudianos, de allí la importancia que le dan al tema.

Dominio de la naturaleza.

La fabricación de herramientas y armas; el conocimiento de teorías que permitían predecir los hechos físicos, proporcionan alimentos, cobijo y comodidades, además de satisfacciones al hombre, que así, al dominar con su actividad la naturaleza, se siente aunque sea momentáneamente parte de ella, suavizando la dolorosa dicotomía del yo y lo otro (Fromm) que da el tener conciencia de sí mismo y de su soledad consecuente.

Mitos o fundamentos.

Dijimos que los mitos fueron fundamentales para mantener la cohesión social. Les llamamos mitos porque no es necesario que sean verdaderos para cumplir su misión y en realidad rara vez tenían fundamentos científicos. Además, ya veremos la relatividad de la verdad. Los más importantes se fundamentaron en creencias sobre mandatos sobrenaturales, que dieron origen a las llamadas religiones basadas en revelaciones divinas.

Otros están creados en base a creencias sobrehumanas, como las leyes naturales. Para citar algunos ejemplos del último caso, citemos al capitalismo, al marxismo, al budismo; determinan leyes de comportamiento social fundamentadas en supuestas leyes naturales inviolables, aunque no se puedan llamar religiones a pesar de que producen actitudes similares en algunos sentidos, como la intolerancia ideológica.
Dijimos que dentro de estos mitos los más efectivos fueron y son los religiosos. El cristianismo, por ejemplo, es una creencia dualista porque consagra dos poderes sobrenaturales opuestos: un dios y el diablo, dios del mal. Dios no puede solo contra el diablo y busca ayuda en los hombres. Por lo tanto solo distingue dos conceptos, bueno o malo. Dentro de las religiones el catolicismo es un politeísmo (diablo, virgen, santos y santas) con un dios supremo, hacen de dioses menores los santos, representados por íconos, a pesar de haber sido prohibidos en un principio; además agregan al “espíritu santo”, que nos daría una mano a escondidas, de vez en cuando. “Echaron a los dioses y sus íconos por la puerta, pero éstos se entraron por la ventana” porque era muy difícil imponer una religión sin diablo y otros dioses, dada la historia de las religiones anteriores de los llamados paganos, con sus múltiples deidades. Los dioses menores se consideran especializados, algunos consiguen empleo para los fieles, otros la fertilidad, otro es “desata nudos”, y así. Y cuando conviene a la iglesia, se trata como santos al Gauchito Gil y a la Difunta Correa y a otros porque son populares, por conveniencia política de la iglesia. El catolicismo es en realidad un sincretismo, en los hechos, porque así lo determinó la historia de esa religión.

Estos mitos derivan en una moral, que indica qué es lo que está bien y qué está mal. Se consideran conceptos inamovibles. Se condena el egoísmo, se destaca el altruismo; se enaltece el sacrificio, se condena la violencia; si te pegan en una mejilla, tenés que poner la otra. Se destaca la obediencia y se condena la rebeldía (algo muy útil para el gobernante de turno). Sobre todo, se pregona el amor: se debe (obligación) tener amor por todos los seres (humanos).

Es curioso observar el paralelismo que se presenta entre la relación con nuestros padres y con los dioses principales. Cuando niños, observamos a nuestro padre como poderoso, sabio y exigente; a nuestra madre como comprensiva y amorosa. En el catolicismo, algo así Dios (padre) y Virgen (madre). La desobediencia es el pecado. El dios del mal es el diablo. En general, los conceptos tendían a ser buenos (permitidos y enaltecidos) o malos (prohibidos). La desobediencia y la crítica eran mal vistos por la iglesia romana, desde que el catolicismo se hizo religión oficial de los romanos.

En el catolicismo, por ejemplo, se establece una moral que destaca ciertos valores, como el amor, el altruismo, la caridad, la benevolencia; establece varios tabúes en relación al sexo y considera a la mujer un ser inferior y dependiente del varón (no se permite a la mujer el ejercicio del sacerdocio y se consideran sus actividades reducidas solo en función del esposo y de sus hijos).

Los mitos en la era de la globalización

Los mitos unificadores en nuestras sociedades modernas que son tan grandes no son uno sino varios, que se solapan en gran parte en sus consecuencias y a veces se oponen. Con el avance de las migraciones, de las comunicaciones y las telecomunicaciones, se ha llegado a un estado al que llamamos “globalización”. Pero la globalización se debe fundamentalmente a la universalización de los capitales financieros, que imponen a su vez los paradigmas que les resultan convenientes. En esta situación, nuestras conductas están regidas por un sincretismo de mitos, a veces actuamos de acuerdo a algunos, a veces de acuerdo a otros. Aquí predomina la conveniencia de cada uno, aunque hay una tendencia a adoptar los mitos de la potencia dominante. Pero hay que tener en cuenta que entre los creadores de mitos ahora, en occidente, lo que más prepondera es el poder económico, que impone sus mitos convenientes a través de los grandes medios (radio, prensa, televisión) en su poder.

Para mantener la concordia social, se levanta la consigna del respeto de las minorías. Se alaba la diversidad cultural, un nuevo paradigma. El laicismo avanza en las sociedades. Se rechaza al racismo. Se destaca la pluralidad.
Pero hay temas que producen divisiones, relacionados con el sistema económico: neoliberalismo; capitalismo controlado en función de las necesidades sociales; socialismo.

La adaptabilidad humana pareciera fallar en casos como los de Medio Oriente, donde se da otro factor, el de la intromisión de las grandes potencias, ávidas de asegurarse de petróleo y jugando con sus intereses geopolíticos. De todas maneras, es de esperar que al final se llegue a un equilibrio que detenga la pérdida de vidas humanas.

Conceptos muy establecidos

Veamos ahora otro punto de vista posible, usando los mismos conceptos y dejando de lado toda revelación divina (y el diablo) y privilegiando los hechos observables. No es ésta la visión religiosa sino una posible visión desde el punto de vista de la razón.
·         Egoísmo. Desde que nacemos y mientras se va desarrollando nuestro sistema neurológico, nuestro mundo parte del yo, por eso el chico es egoísta por naturaleza, solo le interesa él mismo. Siente necesidad y apego (amor) de todo lo que le dé seguridad y protección (la madre). Para todo, piensa primero en él mismo. Y tiene que ser así para poder desarrollarse como persona. Privilegia su supervivencia y su desarrollo como persona.

·         Amor. Apego, atracción, necesidad a y de algo, que es el objeto de ese amor. El motivo de la atracción puede ser de muy diversa naturaleza, pero una relación que da satisfacción y tiene utilidad.

·         Veamos ahora cómo se desarrolla el egoísmo individual natural a medida que crecemos. Lo primero que incorpora el nene a su yo es la madre. La comienza a percibir como un der independiente de él pero íntimamente ligada a él. Es parte de su yo, en alguna medida le pertenece. Después se incorporan de a poco su papá, sus hermanos, su vecinito, sus compañeros de escuela, etc. Son parte de su interés, hay relaciones de todo tipo y en definitiva se crea un afecto. Se siente parte de su barrio, que es el mundo que lo rodea. El proceso sigue así, ampliando el mundo al que se siente pertenecer a medida que se crece. La ciudad, la provincia, el país, los países vecinos y tal vez finalmente (ojalá) toda la humanidad. El nosotros pasará a ser en ese caso toda la humanidad. En este caso, el hombre habrá ya terminado de madurar. Su egoísmo se habrá transformado en amor.

·         El proceso anterior puede verse limitado si hay falta de educación y de comunicación, como así también en ambientes belicosos, por ej. producto de conflictos bélicos.

·         El amor a la humanidad queda entonces como un resultado del proceso de filtración personal durante la expansión del egoísmo. Es ahora un “egoísmo” compartido.

·         El altruismo. El que comete actos “de altruismo” lo hace porque le satisface hacerlo, ya sea para que su acto sea tomado como ejemplo o porque “ama” hacerlo porque lo hace por alguien que ama, alguien que ya ha pasado a ser parte de su propio yo. No es un “sacrificio”, salvo que sea una actitud hipócrita.

·         El bien y el mal. El catolicismo define lo que está mal y lo que está bien. No lo hace sobre una base racional sino porque así está establecido en las milenarias escrituras consideradas sagradas. Pero el bien (y el mal) son en realidad relativos, dependen del momento histórico y las circunstancias en general. Lo bueno para uno puede ser malo para otro, por lo que deberíamos preguntarnos: bien o mal para quién? Lo malo para la sociedad en cierto momento, puede ser bueno en otro momento histórico. Po ejemplo, la conquista de tierras y posesiones en un tiempo era normal y hasta podía ser hecha en nombre de dios (las cruzadas, por ej.). Era algo natural. Ahora es algo repudiado, aunque se siga haciendo en alguna medida en nombre de la “civilización” europea o de alguna fe religiosa o interés económico (petróleo).

Hasta aquí pareciera ser que “la verdad” estuviera muy atada a la palabra “conveniencia”, por lo que creo adecuado hacer un paréntesis para analizar ese tema.

La verdad

Verdad referida a qué? Según la RAE:

Verdad.
1. f. Conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente.
2. f. Conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa.
3. f. Propiedad que tiene una cosa de mantenerse siempre la misma sin mutación alguna.
4. f. Juicio o proposición que no se puede negar racionalmente.

La verdad en la historia de la filosofía.  "La Verdad" ha sido y es un concepto utilizado con frecuencia, tanto en el ámbito académico como en la vida cotidiana. Pero es en el ámbito de la Filosofía donde adquiere una especial relevancia.

Como ha ocurrido con todas las palabras, también la palabra "verdad" ha cambiado su significado con el paso de los siglos. Para saber qué es lo que quiere decir un filósofo cuando lo utiliza es necesario ubicar al autor en su contexto histórico y al concepto "verdad" dentro del contexto total del pensamiento del autor de que se trata.

En el siguiente cuadro presentamos algunas de las acepciones de "verdad" refiriéndolas a la etapa de la historia de la Filosofía en que surgieron y a los filósofos que la consideraron. 

Filosofía Antigua
La verdad
como realidad
"Verdadero" es lo que permanece, lo inmutable, lo que siempre es de la misma manera. Lo cambiante es meramente aparente. La verdad es la idea (Platón) o la forma (Aristóteles) que se halla oculta tras el velo de la apariencia. Ella es lo realmente real, lo que más merece el nombre de "ser". 
La verdad como adecuación del intelecto a la cosa
Un enunciado es verdadero si lo que dice se corresponde con aquello de lo que se habla, si hay "adecuación del intelecto a la cosa", entendida esta última de un modo realista, como la cosa en sí, existente más allá del sujeto e independiente de él.
Filosofía Medieval
El "trascendental"
verdad
Considerado en relación al intelecto, todo ente es verdadero. En este sentido decir que algo "es" o decir que "es verdadero" es lo mismo. "Verdad" y "ser" se equiparan. Por ello se dice que "verdad" es uno de los "trascendentales" del ser. A esta acepción del término verdad se la denomina "verdad metafísica" o "verdadontológica".
La ver-dad "lógica"
A la verdad entendida como "adecuación del intelecto a la cosa" los medievales la denominan "verdad lógica".
Filosofía Moderna
La verdad
como evidencia
El intuicionismo racionalista, buscando un conocimiento seguro, rechaza como falso todo lo que no se presente a la conciencia con una certeza absoluta. Su verdad modélica es la afirmación «Pienso, existo» de Descartes, que no se apoya en un razonamiento sino en una intuición clara y distinta que le otorga una evidencia inmediata.
La verdad como construcción del sujeto
El objeto de conocimiento, el fenómeno, es construido por el sujeto a partir del caos de impresiones proveniente de la experiencia. El sujeto posee a priori (antes de la experiencia) formas puras de la sensibilidad (espacio y tiempo) y categorías vacías del entendimiento (substancia-accidente, causa-efecto, etc.) y con ellas ordena los datos caóticos de los sentidos. La verdad es intramental y la cosa en sí ("la verdad metafísica", referida al noúmeno) permanece incognoscible.
Filosofía Contemporánea
La verdad como adecuación entre lo mentado y lo dado
La verdad es la adecuación entre lo "mentado" y lo dado, que no es la cosa real, el ente existente en sí, sino el fenómeno. El conocimiento y la verdad se dan en un plano "trascendental" o "puro", equidistante tanto del realismo —que hace hincapié en el objeto— como del idealismo —que pone el acento en el sujeto—. La Fenomenología toma lo dado tal como se presenta al sujeto, sin pretender ir más allá. 
La verdad como utilidad
Es verdadero lo que es "expeditivo" en nuestro modo de pensar, lo que introduce un "beneficio vital" que merece ser conservado. El concepto "verdad" se aplica a las ideas según sea su utilidad y no a los objetos: no rige en el plano metafísico.
William

Realidades externas y otras realidades. 

Como individuos, percibimos un mundo exterior a nosotros (incluido nuestro cuerpo), a nuestra conciencia. En ese mundo exterior hay uno muy próximo a nosotros, que llamaremos mente, donde se encuentran conceptos, ideas, sentimientos. Es un mundo que otras personas no pueden percibir, a menos que sean personas muy próximas a nosotros, aunque solo tendrán una remota idea de ese mundo. Pero hay otra porción del mundo exterior que aparentemente otras personas sí perciben de manera parecida a como yo lo percibo. Lo llamaremos “realidad” o naturaleza.

A la realidad la percibimos todos, pero no exactamente igual. Si se nos presenta un objeto, uno puede pensar “es rojo”; otro, “es cuadrado”; otro “parece duro”, y así. Es el objeto que vemos el mismo? Existe ese objeto, independientemente de quién lo vea o lo toque? Históricamente hemos considerado la existencia verdadera e independiente de nosotros de “la realidad” o la naturaleza y ese concepto o mejor dicho principio (acto de fe para ver si sirve) nos ha sido muy útil. Para el desarrollo de la ciencia ha sido fundamental. Decimos entonces que esa realidad existe, independientemente de nosotros.

Verdad o verdades? Pero aun así queda una duda, porque nuestras apreciaciones sobre el mundo de lo real a veces y hasta frecuentemente no coinciden. No importa, porque el criterio de que hay un mundo de lo real independiente de nosotros ha demostrado sobradamente ser un criterio que nos es útil. Lo adoptamos entonces como un principio. Decimos como principio que hay un mundo externo a nosotros y que es independiente de nosotros.

Verdades” científicas

Las búsquedas de conocimiento sobre el mundo de la realidad, cuando tuvieron resultados prácticos, emplearon un método de conocimiento que después se llamó Método Hipotético Deductivo, que consistió fundamentalmente en:

Recopilación de experiencias de la realidad.
Formulación de hipótesis para explicar ciertos fenómenos.
Deducción de consecuencias lógicas de esas hipótesis.
Comprobación de la validez de esas consecuencias en la realidad, mediante experimentación u observación.
Afirmación de la teoría. O bien, si la comprobación fue negativa, búsqueda (invención) de otra teoría y vuelta a la repetición del método.

Llegados aquí, caben varias aclaraciones sobre los términos empleados y los conceptos que encierran.


La realidad. Es lo que observamos, tocamos, experimentamos, lo externo a nosotros mismos y que aparentemente todos percibimos de alguna u otra forma.
Nuestras apreciaciones más o menos concuerdan con la de los otros individuos (que a su vez son parte de esa “realidad” externa) y por eso hallamos práctico decir “hay una realidad externa”. Nada más que eso, es un concepto práctico solamente, un criterio, no pretendamos darle ningún carácter absoluto o trascendental, porque eso es algo indemostrable, lejano a nuestra experiencia. Veamos, nosotros somos parte de esa realidad también.

¿Lo que percibimos, es solo esa realidad? No, mucho más que eso, son también nuestros conceptos, las emociones y todos otros productos de nuestra mente. Pero eso no es común a todos.

Repasemos el Método Hipotético Deductivo (MHD):

Pasos 1 y 2 del método hipotético deductivo. No solo los hace el científico y algunos filósofos empeñados en el conocimiento de la realidad, lo hacemos todos, desde niños. El paso 2 no es lineal, es errático, tormentoso, indefinido. En este punto podemos pensar lo que se nos ocurra, o imaginarlo, es el de “la tormenta de ideas”, aquí podemos pensar cualquier cosa, desde lo más estúpido a lo más inteligente y elaborado.

Paso 3. Es más ordenado, porque es donde debemos aplicar los principios de la lógica. Aquí razonamos basándonos en la suposición de que una teoría explicativa que se nos ocurrió en el paso 2 fuera cierta, decimos que si esa teoría fuera cierta también tendría que ser cierto algún hecho derivado lógicamente de ella.

Paso 4. Se trata de la comprobación de la veracidad del hecho derivado de la teoría con la realidad. Si la teoría A es cierta, entonces necesariamente debe suceder el hecho B; si B no sucede, la teoría A es falsa. Aquí el científico planea una experiencia, la lleva a cabo, realiza mediciones y concluye si es como afirmaba la deducción hecha a partir de la teoría en prueba.

La comprobación de la veracidad de la teoría es más difícil en filosofía; hay dos vías posibles: a) vía directa por observación, como en las ciencias; b) vía indirecta por coherencia.

Puede ocurrir que una teoría permanezca en esta etapa un tiempo, esperando la verificación por cualquiera de las dos formas posibles. Una vez comprobada la exactitud de una proposición derivada de la teoría, se seguirá sacando otras conclusiones que a su turno serán sometidas a la experiencia, y asi…

Falsación

Para que una teoría pueda ser sometida al paso 4, debe ser falsable, es decir que debe existir alguna forma de comprobarla. De nada valen las afirmaciones que no son comprobables, dado que éstas son la mayoría y solo producirán más confusión, o sea oscurantismo

¿Teorías o modelos

Las teorías verificadas pasan a ser parte de la “verdad”? No, porque si son falsables, puede ocurrir que algún experimento la invalide. En ese caso buscaremos otra teoría que explique lo que explicaba la anterior y también lo que hizo falsar la teoría anterior, una teoría que “explique” más que la anterior. Y asi… Ejemplo: las teorías de Newton sobre la dinámica de los cuerpos y la teoría de la relatividad. La última es más completa, pero la primera más simple, por lo que en la vida cotidiana usamos más la primera a pesar de ser “falsa”.

Hay que tener cuidado con el lenguaje para que no conduzca a confusiones. Por eso los científicos prefieren hablar de “modelos” en vez de teorías. Un modelo es una teoría que servirá solo mientras sirva. Es solo un instrumento. El científico dice: “todo sucede como si…”. Y cuál es la verdad “última”? No sabemos y tampoco interesa, porque si fuera la última ya no sería falsable y se limitaría a la ciencia. ¿Y cuál es la esencia de los fenómenos y los objetos? No interesa, la ciencia solo se ocupa de las apariencias, de los fenómenos, no de las esencias. Se interesa solo de lo que puede ser confrontable con la experiencia y es práctico para el hombre.

Creencias

Aquí la lengua castellana al menos es imprecisa. Por creencia se puede entender una teoría que será sometida al proceso de comprobación; pero también se puede entender por creencia a un pálpito también verificable, por ejemplo cuando “creemos” en un político.

También puede llamársele creencia a algo en lo que se quiere creer, más allá de la experiencia, fundamentada en las necesidades afectivas de una persona (ya se entra en el campo de la psicología), que necesita creer en algo sobrenatural que aunque incomprobable, le sienta bien; se le pide a ese sobrenatural protección y consejo y se toman a nuestroa propios pensamientos como respuesta de ese ser intangible. Esas creencias son inventadas por el hombre, son creaciones humanas en realidad.



Lo que debe quedar claro es que si se “cree” en algo verificable, ese algo no puede ser absoluto, porque si lo fuera no estaría ya supeditado a la experiencia.

Conclusiones sobre las verdades:

Los hombres construimos nuestras “verdades” en función de la realidad y de nuestras propias conveniencias sociales o individuales.

Es de destacar que por esto es que se tornan ridículos los fundamentalismos y el dogmatismo. Deberíamos aprender a relativizar "las verdades".

Ejemplo: principio de dignidad

Para los griegos, el hombre era más valioso cuando: fuera hombre (y no mujer), libre, ciudadano y valiente. No soy un experto en temas de religión, pero entiendo que Jesús dijo algo como “bienaventurados los pobres de espíritu” (¿?); más tarde “amad incluso a tus enemigos”. Después de la Reforma cristiana, el más valioso, más digno, era el que supiera multiplicar mejor los bienes que el Señor nos había dado (concepto al dedillo para el incipiente capitalismo). En el judaísmo el más digno es el que mejor respetara las tradiciones y las llevara a la práctica. En el mundo musulmán el que fuera más creyente y tuviera temor de Dios; en el judaísmo el que siguiera las reglas del Talmud.


Después ocurrieron muchos cambios y se llegó finalmente al principio actual admitido por casi todos los sistemas de justicia: “el hombre vale por el solo hecho de ser hombre”. Es decir, que para la justicia no se tienen en cuenta los bienes personales, ni los estudios, ni la posición social, etc. Basta con que sea de la especie hombre. Gran adelanto, me parece. Por este solo motivo es que los hombres nos debemos respeto mutuo, sin necesidad de considerar qué hacemos o tenemos. Ha sido una gran ampliación del concepto de dignidad. Pero en la práctica no es admitido por todos.



Si la sociedad progresara lo suficiente, tal vez en el futuro podamos acordar en extender este respeto a otros animales (nosotros ¿lo somos, no?) que aunque no hayan sido tan favorecidos como nosotros con la inteligencia, “son nobles” como los perros, los gatos y los caballos, que nos ayudan en nuestra existencia. Los valoramos por su utilidad para nosotros. Ni se nos ocurriría pensar que las vacas fueran dignas, porque queremos seguir comiendo carne. Acordaríamos cuáles serían los derechos de estos animales, e incluso la justicia intervendría para hacerlos cumplir. No se los podría matar o explotar, por ejemplo.



Hasta acá todo muy bien. Pero… supongamos (lo que es lamentablemente más probable) que la sociedad no ande muy bien, que las desigualdades sociales y la desigualdad entre naciones sea cada vez mayor, que tengamos un mundo con sobrepoblación. Para colmo, que algunos bienes que nos brinda la naturaleza empiecen a escasear, como el agua y el petróleo (situación bastante probable). ¿Qué ocurriría en USA, por ejemplo, si tuvieran que ir al trabajo en bicicleta? ¡Ni pensarlo! Eso es para los chinos, que para colmo están empezando a dominar la economía mundial. Ante semejante situación, lo más probable es que en USA se cambie el concepto de dignidad por otro más útil. Por ejemplo, los dignos pueden llegar a ser los habitantes de USA o los pueblos nórdicos o… los que hablen inglés, quién sabe…



En definitiva, el criterio de dignidad en una situación de escasez puede llegar a cambiar reduciéndose en lugar de ampliarse. ¿Se hará toda una filosofía para tratar de justificar la nueva situación y poder (ese pueblo) sobrevivir y seguir yendo al trabajo en automóvil y poder seguir tomando gaseosas a discreción? ¿Los no dignos no interesarán más? ¿Serán como de otra especie?



No es tanta ficción lo que digo, ya ha ocurrido, en los años treinta del siglo pasado la gran crisis económica y social en Alemania condujo a que ciertos grupos trataran de imponer por la fuerza nuevos criterios selectivos entre los seres humanos con el gran convencimiento de que estaban bregando por un mundo mejor y sin conflictos. Un mundo de progreso donde dominarían los más aptos, los arios. 



O siendo más actuales, podemos pensar en la actitud de USA con la invasión a Irak, primer productor de petróleo.


El hombre y su medio

Habíamos hablado de cómo la realidad moldea las creencias y actitudes del hombre, que persigue sobre todo su supervivencia.

Como un primer ejemplo, diremos que donde el sapiens ha estado han desaparecido las especies animales que le eran peligrosas y que no le fueron útiles.  Por esto es que no sobreviven especies del género Homos que no sean los Sapiens; el sapiens las ha exterminado. Han sobrevivido los caballos y las vacas porque son útiles, los perros y los gatos porque nos dan compañía, etc.

La actividad humana ha creado el intercambio de bienes, ha creado el dinero, la producción en serie, la acumulación de capital, la plusvalía, la competencia desenfrenada, la deshumanización de la actividad cotidiana. Ha logrado un gran incremento del desarrollo económico a costa de la naturaleza. Está produciendo un gran cambio climático. Ha aumentado la diferencia entre ricos y pobres. Ha aumentado el delito y la violencia.
Éstas son algunas de las nuevas realidades que confirman la gran dependencia entre el hombre, su medio y su historia.

Para sobrevivir más como especie y vivir mejor, es indispensable usar uno de nuestros mejores atributos, la racionalidad, no solo para acumular más bienes sino para vivir mejor, sin destruirnos a nosotros mismos ni a nuestro medio ambiente. Que el hombre no sea el depredador del hombre ni de nuestra casa, la naturaleza, porque nos conviene que sea así.

Conclusiones generales

  • No existe una naturaleza humana, en el sentido de características que sirvan por sí solas para determinar o sospechar al menos el comportamiento humano, si no se tiene en cuenta la historia y el medio ambiente social y natural. El medio, la historia y los intereses moldean nuestras acciones.
  • El mejor atributo del hombre para su supervivencia es su adaptabilidad. Es sumamente maleable por las circunstancias que le toque vivir. Esto implicaba poder cambiar los mitos unificantes a tiempo. Pero en la actualidad respondemos a un menú de mitos, donde elegimos los que más nos conviene. Lástima que ese menú está demasiado influenciado ahora por los intereses económicos de las grandes corporaciones internacionales.
  • Nuestras sociedades están unidas por mitos creíbles socialmente que impiden o atenúan los disensos graves que producen la disgregación social. Esos mitos son relativos, su persistencia depende de su utilidad.
  • No hay una verdad sino verdades que dependen del individuo o el grupo observador. En la ciencia, hay solo modelos provisorios, no verdades, que son útiles al hombre.
  • La acumulación de capital (capitalismo) es un motor poderoso para el desarrollo tecnológico, pero un gran peligro para la sociedad y para el medio ambiente. Promueve la desigualdad económica y de oportunidades; países centrales ricos y países periféricos pobres. Se hace indispensable encontrar una solución para atenuar las contradicciones entre el capitalismo y el hombre. U otro sistema económico que sea autosustentable (no utópico).
Carlos Alberto Navarro

Un ejemplo sobre el capitalismo, solo para dar una idea:

“La economía es un asunto notoriamente complicado. Para hacer las cosas más fáciles, imaginemos un ejemplo sencillo.
Samuel Avaro, un astuto financiero, funda un banco en El Dorado, California.
A. A. Marrullero, un constructor con futuro en El Dorado, termina su primer trabajo de envergadura, y recibe el pago en metálico por la cantidad de 1 millón de dólares. Deposita esta suma en el banco del señor Avaro. Ahora el banco dispone de 1 millón de dólares en capital.
Mientras tanto, Juana Rosquilla, una cocinera experimentada pero pobre, piensa que existe una oportunidad de negocio: en su parte de la ciudad no hay una panadería y pastelería realmente buena. Pero no tiene suficiente dinero propio para comprar una instalación completa con hornos industriales, fregaderos, cuchillos y cacerolas. Se dirige al banco, presenta su plan de negocio a Avaro y lo persuade de que se trata de una inversión que vale la pena. Este le concede un préstamo de 1 millón de dólares, acreditando dicha suma en la cuenta bancaria de Rosquilla.
Juana contrata ahora a Marrullero, el constructor, para que construya y amueble su pastelería. Su precio es de 1 millón de dólares.
Cuando ella le paga, con un cheque contra su cuenta, Marrullero lo deposita en su cuenta en el banco de Avaro.
De modo que ¿cuánto dinero tiene Marrullero en su cuenta bancaria? Correcto, 2 millones de dólares.
¿Cuánto dinero en efectivo tiene en su caja fuerte del banco? Correcto, 1 millón de dólares.
La cosa no termina aquí. Como suelen hacer los constructores, a los dos meses de empezar las obras, Marrullero informa a Rosquilla de que, debido a problemas y gastos imprevistos, la factura por la construcción de la panadería y pastelería subirá en realidad a 2 millones de dólares. La señora Rosquilla no está en absoluto contenta, pero no puede detener las obras a medio terminar. De manera que efectúa otra visita al banco, convence al señor Avaro para que le conceda un préstamo adicional, y el banquero deposita otro millón de dólares en la cuenta de la cocinera. Esta transfiere el dinero a la cuenta del constructor.
¿Cuánto dinero tiene ahora Marrullero en su cuenta bancaria? Ha conseguido 3 millones de dólares.
Pero ¿cuánto dinero hay realmente depositado en el banco? Sigue habiendo solo 1 millón de dólares.”

(Reproducido del libro de Noah Arari “De animales a Dioses”)

Enlaces relacionados:




Nota: el presente artículo tiene como precursores a los trabajos mencionados en los enlaces citados y en el libro de Noah Harari "De animales a dioses". Carlos Navarro.