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Los argentinos nos hemos quejado siempre de la
corrupción, es algo que nos indigna.
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Pero esto dura generalmente hasta que se nos da
una oportunidad; en ese caso echamos mano de frases o auto justificaciones,
como “hay tantos corruptos que si no aprovecho yo, lo hará otro”; lo importante
no es el principio sino “que no se sepa”. También: yo hice tanto por la empresa
(o el gobierno) y ésta nunca me lo ha reconocido. Yo produzco para el país,
pero el gobierno me roba constantemente para mantener a los vagos de los planes
sociales, es hora que deje de ser zonzo (evasión de impuestos) y piense en mí
mismo.
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Esto, en todas las clases sociales, cuanto más
alto se está, mayor es el robo.
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La justicia actúa rápidamente y fácilmente con
los corruptos pobres pero encuentra obstáculos para hallar y castigar a los
corruptos ricos; un motivo es que éstos se encuentran en redes de corrupción
donde todos se amparan entre sí, todos tienen algo que ocultar; además de esto,
muchos jueces y fiscales de dejan convencer por estos ricos corruptos y pasan
el resto de su vida con mucho confort.
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La corrupción está muy difundida, no diré que
seamos los peores del mundo porque existe en todas partes. Pero acá hablaré de
Argentina.
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Y no hay corrupción de derecha o corrupción de
izquierda, ni corrupción de altos y bajos, lo que hay es simplemente y nada
menos que corrupción.
Otro capítulo aparte se merece el periodismo argentino de la
actualidad. Sabiendo la tendencia del argentino a opinar de todo, incluso de lo
que no sabe, llamémosle “pensamiento rápido y fácil” o “pensamiento de café”,
cierta TV se ha convertido en un tribunal donde los periodistas se han
convertido en jurados, investigadores y fiscales y el televidente hace de juez.
Los periodistas encaminan, orientan las conclusiones con sugerencias y
sentimentalismo, saben qué callar y qué decir para que el televidente emita su
veredicto a conveniencia de ese periodismo amarillo y político. Son horas y
horas de “juzgamiento”.
Esta actitud es la de TN y canal 13, periodismo militante,
aunque se auto proclamen como “periodismo independiente”. No tiene nada malo el
periodismo militante, siempre que se lo reconozca como tal; muestra un lado de
la verdad, pero sin hacer creer que es un periodismo desinteresado. El periodismo
puede ser militante, pero sin hipocresías.
Ejemplo de periodismo militante es ahora el programa
Economía Política de C5N, conducido por Roberto Navarro. Es muy informativo,
pero ojalá no caiga en la tentación de tratar de emular a TN, con otro signo.
No debería confundir sospecha o hipótesis con culpabilidad. Sería muy
importante para el MNPyD (FPV, Partido Solidario, Nuevo Encuentro, etc.) que
informe sin deformar la información. No tendría que poner rótulos con mala
leche como “ruta del dinero K” (un supuesto) o “la rosadita” para nombrar a una
financiera de Báez, sugiriendo proximidad con el gobierno, que el público
televidente los toma sin más como hechos comprobados.
Pero lo peor de cierto periodismo actual es cuando no en un
programa sino en todos los programas de un canal se dice y se oculta lo mismo,
dando a los televidentes reacios a cambiar de canal que lo que se dice es la
verdad del momento. Formadores de opinión profesionales, deshonestos con el
televidente, mentira al final. Esto se agranda al paroxismo cuando no se trata
de un solo canal sino de todos los canales de un multimedio y además en radio y
diarios de su pertenencia. Es lo que ocurre con los medios del grupo Clarín.
Hay una única verdad, y es la de la corporación mediática. Lo peor que es eso
lo que se va a aumentar aún más con la derogación de la ley de medios.
Otro problema en la lucha contra la corrupción es el sistema
judicial que tenemos. Algo o muchas cosas están mal en nuestro sistema. No
puede ser que la sentencia de un juez dependa de su color político. Todos los
jueces tienen libertad de tener sus preferencias políticas, pero si realmente
es un profesional, el resultado no puede estar influenciado por este motivo,
sino por la letra y el espíritu de la ley solamente. Caso contrario, es un juez
que no merece serlo. Se debe impedir el nepotismo y mejorar el sistema de
nombramiento de jueces.
En la Oficina Anticorrupción, el gobierno pretende echar a
Echegaray porque éste pretende que no solo se investiguen los hechos
relacionados con el gobierno de Cristina y de Néstor sino también que hagan
investigación en tiempo real, es decir, que se investigue también lo que hace
al gobierno actual. Inaudito, eso no es luchar contra la corrupción sino contra
de cierta corrupción.
CAN (Tuco)