23 de noviembre de 2011

La asistencia social en Argentina


Noviembre de 2011

En política, la Asistencia Social es un tema que siempre divide las aguas. Los que la creen necesaria están acá, los otros allá. No es casual, se trata de dos concepciones que hacen al papel que se piensa debe tener el Estado.
En este artículo trato de fundamentar el por qué el Estado debe tener ingerencia en cuidar la igualdad de oportunidades y evitar las grandes disparidades de ingresos, además de velar por la salud, la educación y el desarrollo.
Lo hago haciendo referencia al accionar del gobierno argentino actual (2011), pero dando principios generales aplicables a cualquier Estado.
La aplicación de la Asistencia Social puede tener grandes errores instrumentales, pero estos errores no deberían desmerecer los principios en que se basan. Todo error se puede corregir.
Introducción
El sistema capitalista funciona muy bien en cuanto a producir desarrollo económico, eso es innegable. Si se lo deja solo, libre, se desarrolla más. Eso no quiere decir que sea la panacea.  Es que un sistema basado solo en el rédito económico lo que logrará es más PBI, mayor producto bruto interno. ¿Pero a costa de qué? De mayor pobreza, de mayor desempleo, de mayor desigualdad, no se atenderá un aspecto clave: la dignidad de las personas.
El Estado, por otro lado, no es tan eficiente como la empresa privada, hay que reconocerlo, pero el Estado puede velar para arbitrar los medios para que todos tengan posibilidades de llegar a la educación, de alimentarse, de tener un techo donde vivir, siguiendo el principio “el hombre es digno por el solo hecho de ser hombre”. Es que para el capitalismo el que es digno es el triunfador en la competencia, el que logra más bienes y se adapta mejor a los valores del sistema. Prima lo económico: “Todos somos iguales pero algunos somos más iguales que otros” (Orwell).
El Estado es el que puede balancear la prédica (interesada) de las empresas a las que solo les interesa que se consuman sus productos.  El Estado es el que puede contrarrestar el pensamiento único que les conviene a las empresas, que son creadores de paradigmas y valores a su medida e interés a través de los medios, diarios, revistas y TV, a los que se podía acceder como propietario con la sola condición de tener medios económicos, hasta que salió la Ley de Medios.
En el sistema capitalista se gana o se pierde. ¿Y los perdedores? Ésos no interesan, ya está, ya perdieron. Al sistema económico no le interesa si hay desempleados, si hay pobreza, si hay analfabetismo. Si hay perdedores de una competencia feroz. El que perdió se embromó y a él nadie lo ayudará.
Al Estado en cambio le interesan todos los habitantes y de que tengan iguales oportunidades para desarrollarse. Estoy hablando en todo momento de un estado democrático, al menos con democracia representativa.
El Estado no hace otra cosa que tratar de evitar que los pobres entren en un círculo vicioso, como cualquiera haría por sus hijos.
Los perdedores o pobres
Pero los perdedores del sistema (loosers en USA) merecen un párrafo aparte, porque es clásico el círculo vicioso en el que entran habitualmente.
Hay dos tipos básicos de perdedores.
  1. Los estructurales, los que siempre han sido pobres y así también sus padres, sus abuelos. No pudieron estudiar porque vivieron de changas. Sus costumbres, valores y expectativas están adaptados ya a la situación. Los nuevos integrantes del núcleo familiar entran así en un círculo vicioso del que es muy difícil salir porque no pudieron adquirir una educación adecuada y menos una especialización.
  2. Y están los empobrecidos por cuestiones circunstanciales pero que han podido adquirir una educación mejor y tenido otras vivencias, por lo que tienen mejores posibilidades de romper con el círculo vicioso de a pobreza.
Algunos ejemplos típicos
  • Juan (19 años) es hijo de un cartonero. No pudo estudiar.  Y aunque pudiera, ni iría a la escuela, porque su padre, que no tiene siquiera primaria, no le ve importancia alguna, piensa que eso es para vagos, mejor recoger cartones y no perder el tiempo.
  • Pedro recoge diarios y cartones casa por casa en los barrios vecinos al suyo, que son más acomodados.  Como su pareja tiene tres hijos en edad no escolar, gana unos $ 810 pesos en total que le dan a su mujer por la Asignación Familiar por Hijo (AUH). Sólo se le exige que les ponga las vacunas que corresponde.  Pero como Pedro y su pareja están acostumbrados a vivir con menos de eso por mes y como no pagan impuestos y servicios, están conformes con lo que les da el gobierno y ya no salen tan asiduamente a buscar los diarios. ¿Los hijos? Solo están un poquito más nutridos que antes de la AUH porque el consumo de vino aumentó en la casa.
  • María tiene TV por cable gracias a que comparte una conexión con 4 vecinos. El gobierno le regaló el convertidor digital para Televisión Digital Abierta (TDA). Pero… no tiene Tinelli ni TN, así que vendió el convertidor a su patrona por $ 300,- y está feliz.
  • Lucila manda a sus tres hijos a la escuela. La pobre debe luchar denodadamente para que sigan yendo, sino al cabo de unos 9 meses perderá la AUH. Por lo menos ahora le da importancia a la escuela, porque es la forma de seguir ganando ese dinero. También el dispensario, porque a pesar de que los chicos tienen buena salud, vale la pena por los $ 810 mensuales que le pagarán en total.
  • Mario cobra planes sociales y ahora encontró un trabajo más estable, pero le pidió a su patrón que no lo ponga en blanco, porque de esa manera los perderá.
  • Verónica se separó de su pareja con la que tuvo 3 chicos. Empezó a estudiar en la universidad, abandonó y ahora trabaja como empleada doméstica. Es bachiller y conoce la importancia del estudio. Cobra la AUH lo que le resulta de gran ayuda. Adquirió con mucho sacrificio una moto lo que le permite trabajar en dos casas y atender a sus hijos que van a primaria.
Como se ve en estos ejemplos, los casos posibles son muchos. Dependen de las historias personales y familiares y de la educación que pudieron recibir los beneficiarios. Pero las medidas que aplicará el Estado son generales, no pueden contemplar todos los casos particulares.
Seguridad
La existencia de mucha pobreza en un país afecta la seguridad, por lo que la mejor forma de combatir la inseguridad a largo plazo es prestando atención a la pobreza. Es que alguien que se siente excluido del sistema no tiene compromisos con él, más bien tiene resentimiento con el sistema económico y con la sociedad. Tiene una ética, sí, la que aplica con sus pares, sus compañeros. Rechaza la ética del sistema porque se siente fuera de él. Es una persona marginada de la sociedad y por lo tanto peligrosa para ésta.
Democracia
La democracia ha sido un invento griego que para funcionar necesita que los integrantes del sistema sean libres e iguales (o casi). La democracia no funciona bien cuando hay mucha disparidad de jerarquía entre sus miembros. De jerarquía y de poder. Y el poder en el capitalismo se logra con el dinero.
Hay un índice que mide cuán desigual es un país en cuanto a la distribución de la riqueza. Es el coeficiente de Gini. También se usa la relación entre el valor medio de ingresos del 10 % más rico, dividido por el promedio del 10 % más pobre. Ver al respecto: La evolución de la Distribución del Ingreso y El coeficiente de Gini: un índice de Justicia Social.
Hay otro coeficiente que es más completo que los anteriores y que involucra, además del Coeficiente Gini, otros aspectos como los indicados:
El índice de desarrollo humano (IDH) es una medida resumida del desarrollo humano; mide el avance promedio conseguido por un país en tres dimensiones básicas del desarrollo humano: disfrutar de una vida larga y saludable, acceso a educación y nivel de vida digno. El IDH es la media geométrica de índices normalizados que miden los logros en cada dimensión, y utiliza diversos indicadores para su cálculo: esperanza de vida al nacer, años promedio de escolaridad y años esperados de escolarización e ingreso familiar disponible o consumo per cápita;5 es por tanto una medida comparativa de la esperanza de vida, la alfabetización, la educación y el nivel de vidacorrespondiente a países de todo el mundo. Se utiliza para distinguir si un país es desarrolladoen desarrollo o subdesarrollado, y también para medir el impacto de las políticas económicas sobre la calidad de vida. (http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Pa%C3%ADses_por_%C3%ADndice_de_desarrollo_humano).
Cómo romper el círculo vicioso de la pobreza
Los casos de pobreza serán variados pero el gobierno no puede hacer otra cosa que aplicar medidas generales, sabiendo que habrá inevitablemente gente que tratará de aprovecharse indebidamente de la ayuda social. Tendrá que redoblar los esfuerzos para evitar las avivadas usando las redes informáticas y entrecruzando los datos de las diversas reparticiones. Esto desgraciadamente lleva tiempo, pero se va avanzando.
Las políticas generales a llevar a cabo deben centrarse claramente en varios ejes: posibilitar oportunidades, educar, asegurar la nutrición básica, asegurar la salud básica, exigir contraprestaciones. Este último punto tiene sus problemas porque para controlar las contraprestaciones se necesitaría una cierta cantidad de empleados públicos que tornan inviable el método. Sí en cambio es práctico exigir, como hace la AUH, vacunación y escolaridad, porque ya existen las instituciones que lo pueden certificar.
Asistencia social en Argentina
Casos como los anteriores son muy frecuentes. En general, la AUH les ha cambiado la vida, especialmente a los chicos y a sus madres. Pueda ser que con hijos más instruidos alguna vez éstos puedan salir del (maldito) círculo vicioso.
Hay otros planes sociales, algunos pagaban en especies (artículos de primera necesidad); hubo que cambiar y pasar a pagarlos en dinero, porque vendían o trocaban los productos; otras veces los productos no llegaban, se perdían en los intermediarios y finalmente terminaban en un almacén de barrio, a pesar de la leyenda “producto no comercializable” que tenían impresa..
Algunos planes se pagaban a través de ONG’s o comités políticos; fue necesario pasar a pagarlos directamente abriendo gratuitamente cajas de ahorro a los beneficiarios para que cobraran con su tarjeta de débito porque los punteros políticos sacaban provecho económico y político de la situación.
Como digo, la asistencia social se fue perfeccionando desde el 2002, además de dejar de pagar en especies y de generalizar la bancarización para eliminar a los intermediarios, se entrecruzaron datos con la ANSES y otras reparticiones para descubrir tramposos y gente aún desprotegida. Hasta que el gobierno lanzó la AUH, Asignación Universal por Hijo en el 2009: ésta reemplazó a varios planes como el Jefes y Jefas de Hogar y Plan Familia y cubre también a las embarazadas:
El monto a percibir mensualmente es de $176, lo que representa el 80% del monto total de la asignación, que consiste en $220. Los $44 restantes, correspondientes al 20%, se acumularán mensualmente para ser percibidos después de ocurrido el nacimiento. Una vez que esto sucede, por medio de la acreditación de la partida de nacimiento, se percibirá la Asignación Universal por Hijo.
La medida abarcará a un número estimado de 177.177 nuevos beneficiarios, es decir el 21,3% aproximadamente de los nacimientos por año, con un costo estimado de 234 millones de pesos en 2011.
La asignación está destinada a las mujeres desde la semana 12 de gestación hasta el nacimiento o interrupción del embarazo. Las beneficiarias tienen que estar desocupadas; ser monotributistas sociales sin ninguna prestación contributiva o no contributiva; desempeñarse en la economía informal o en el servicio doméstico y percibir un salario igual o inferior al salario mínimo vital y móvil.
En noviembre de 2011, la AUH ha aumentado la matrícula en unos 130.000 chicos, según varias universidades, descontando los debidos al incremento poblacional. Se espera un incremento mayor de los beneficiarios en 2012.
Los planes sociales o mejor dicho la Asistencia Social en Argentina está a cargo de tres reparticiones y son muy numerosos. Se pueden ver en los siguientes links.
Por el Ministerio de Desarrollo Social:http://www.desarrollosocial.gov.ar/
Aparte de esto, el Estado gasta (invierte) mediante subsidios, que en general son exenciones de impuestos, a empresas de servicios públicos, PYMES, nuevos emprendimientos, en total por mucho más dinero que lo que cuesta la asistencia social.
Dije que en general el Estado no es tan buen administrador como la empresa privada. En este sentido es aleccionador que la presidente, luego de haber ganado en las elecciones por el 54% de los votos, hable de competitividad y eficiencia y haga revisar los subsidios, que representan mucho más que lo invertido en Planes Sociales, para dejar de dar subsidios a las empresas que ya no lo necesiten.
Críticas más frecuentes a los Planes Sociales
  • “Se premia a los vagos y se castiga a la gente que trabaja.”
  • “En Argentina no trabaja el que no quiere.”
  • “Los Planes Sociales son solo prebendas para ganar votos”. En general no se concibe que un político no haga algo por interés.
  • Gran parte de las críticas provienen de las capas sociales cercanas a la línea de pobreza, como una expresión de envidia: “¿por qué mi hija, que gana un poco más tiene que trabajar el doble para ganar casi lo mismo?” “Conviene más no trabajar, para sentarse a tomar mate y cobrar la AUH!!”. Esto muchos lo dicen pero nadie lo hace, porque con lo que se recibe por hijo realmente no alcanza ni para los chicos, es sólo una ayuda.
  • “Es no incentivar la cultura del trabajo”. Los cartoneros, por ejemplo, sí saben lo que es el trabajo, desde los 10 u 11 años. Trabajan para ganar muy poco y sin poder estudiar. Comparemos con un hijo de clase media…
El índice de desempleo bajó en la Argentina espectacularmente desde el 2002 al 2011, de un 26 % a un 7% en la actualidad. Bajarlo más va a ser un proceso más lento, debido a la dificultad para encontrar personal especializado. Gran parte de los desocupados corresponden al núcleo “duro”, los que solo saben limpiar vidrios, lavar coches, hacer pizza, repartir comida, etc. Pueda ser que sus hijos no se enfrenten a una realidad tan dura porque hayan podido estudiar y especializarse. Pero habrá que esperar más…
Sí, falta una cultura del trabajo en Argentina, y fundamentalmente de estudio. En todas las capas sociales, no solamente en los pobres. En la clase media es donde más porcentaje hay de adolescentes que ni estudian ni trabajan, son los jóvenes ni-ni de entre 15 y 24 años de edad. En total representan el 18 % de los jóvenes.
Carlos Alberto Navarro (Tuco)
Noviembre de 2011