2 de noviembre de 2006

Reflexiones sobre el hombre


Como releyendo lo que escribí vez pasada me dio la impresión que no había sido lo suficientemente claro, paso a detallar un poco más lo que dije, para que lo entiendan mejor y de paso yo también. Perdonen la forma de esquema que hice, pero es la mejor cuando uno mismo no está seguro de lo que dice.
  • El hombre es un animal. Un animal muy especial, porque tiene conciencia de sí mismo, memoria, razón. Pero un animal con instintos que hacen a su supervivencia. Si no los tuviera, ya habría desaparecido como especie.
    • Pretendo aquí dejar destacado el origen animal (el ID), lo que frecuentemente todos olvidamos pero que está siempre presente.
  • El uso de la razón hace que seamos capaces de prever el futuro, pronosticar. Buscando lo que nos conviene (como hombre y como especie), por supuesto.
    • Sí, tenemos esta poderosa arma para subsistir y desarrollarnos.
  • La conciencia de nosotros mismos provoca que nos sintamos separados del resto, de la naturaleza. Sufrimos esa separación y tratamos de repararla, poseyendo a la naturaleza (ciencias) o sometiéndonos a algo con tal de “pertenecer”. He aquí el drama del hombre.
    • Me refiero a los conceptos de Erich Fromm, que me parecen muy acertados.
  • La doble naturaleza humana (animal y ser pensante) determinan múltiples contradicciones.
    • A veces prima la naturaleza primitiva, a veces sus construcciones racionales y emocionales (los mitos que nos inventamos). Pero cuando el calzado aprieta, tendemos a lo más primitivo, tanto más cuanto menos cultivado el espíritu y cuanto menos tenemos afirmados nuestros principios éticos.
  • Para peor (o mejor), el hombre busca vivir en sociedad, es conveniente. Para poder hacerlo, debe establecer reglas. Para que no nos matemos, es mejor la más simple: “considera a tu prójimo como a ti mismo”; “el hombre vale por el sólo hecho de serlo, sin importar su condición, credo o raza”; etc. (Aunque muchos gobiernos dicen que si matás, te mato, lindo ejemplo).
    • Ésta es la base de la cultura judeo-cristiana, entiendo, llamada hoy “cultura occidental”.
  • En definitiva, vivir en sociedad, con instintos animales y encima con una historia, porque también tenemos memoria, no es fácil. Aquí entra otro aspecto de nuestra personalidad, lo que nos impone la sociedad y la historia.
    • Me refiero al superego (o superyo). Es decir, además del ello y el yo, encima el superello.
  • Eso sí, ante ciertas situaciones, practicamos lo que nos indican nuestros instintos: si tengo hambre, no tengo ningún problema en matar una vaca y comérmela. Está socialmente considerado como normal. Ah, pero gatos y perros no, esos tienen otro estatus porque nos suelen acompañar, son cariñosos (parecen serlo, porque les conviene, los pobres). También están los que matan sin necesidad, sólo para divertirse (¿?).
    • Nuestra cultura está llena de mitos y fantasías. Simbolizamos el amor, así en abstracto, con un corazoncito cuando el pobre corazón sólo late como consecuencia de nuestras emociones, las que nos hace sentir ese complicadísimo órgano llamado cerebro.
  • Los instintos primitivos tienden a darnos seguridad y a defender la especie.
    • Nuestro objetivo primordial es la supervivencia, de otra forma ya hubiéramos desaparecido como especie; y sigue siendo, aunque no lo creamos.
  • ¿Y la bondad? ¿O todo es maldad? Son inventos de un tal Platón, el hombre no es bueno ni malo, sólo es hombre. Si las circunstancias son determinadas, entonces puede (no necesariamente) hacer disparates impensados en otra época y lugar. ¡Qué difícil es sacarse de encima a Platón!
    • No, no son las ideas puras las que se apoderan del hombre, es así, es asá, son las circunstancias las que preparan el camino de los posibles. No es determinismo, está la voluntad propia, pero en ciertas circunstancias las actitudes más probables son otras. Un ejemplo en miles: durante el nazismo, en Alemania, no era fácil no ser nazi (salvo para las minorías culturales y raciales), estaba la influencia de los movimientos de masa, la ideología única, las ansias de ser una superpotencia y salir de la crisis económica, del desempleo, etc. Termina la guerra, prácticamente todos están con los vencedores. ¿Dónde están ahora los nazis? ¿Se esfumaron? No, los hombres son los mismos, el escenario es el que ha cambiado.
  • Y ahora se descubre que ¡algunos animales tienen también conciencia de sí mismos! ¿Qué haremos? Les daremos estatus de seres superiores como a nosotros mismos, ¿diremos que matar a un elefante es un crimen de lesa elefantidad? ¿O seguiremos matándolos para divertirnos?
    • Lo que pretendí mostrar aquí es la relatividad de las consideraciones. Si surgiera otra especie en la que se empieza a desarrollar nuevas capacidades mentales (superior o inferior a la de nosotros), dejaríamos de ser el centro único de lo expectable.
    • Y aún si no fuera así, ¿no deberíamos condenar el matar porque sí a otros “compañeros” animales sin motivo seriamente fundamentado?
  • Hablando de los instintos primitivos, esos que afloran con más fuerza cuando pasamos por situaciones riesgosas para nuestra integridad, ¿qué piensan que opinará un ecologista norteamericano, por ejemplo, cuando a Norteamérica le falte el agua y descubran que en el acuífero guaraní sobra? Creen que morirá de sed siguiendo sus convicciones o se adherirá a algún ideólogo o fundamentalista norteamericano que le prometa conseguirla? Las fundamentaciones vendrán después, pero siempre serán altruistas. Aunque la razón fundamental serán las armas, en definitiva.
    • Aquí se repite lo de siempre, cuando pasamos por necesidades básicas, si nos encontramos en el límite, sale el hombre primitivo; pero como todavía tenemos conciencia y razón (y vergüenza), trataremos de justificar pragmáticamente nuestros actos, eso ya es sabido.
  • El hombre no es bueno ni malo, sólo hombre, con todas sus pasiones, con sus instintos, con su razón, con su memoria, con su…(¿Dionisio, Niestche?)
  • ¿No deberemos mejor cuidar el medio que circunda al hombre para que las circunstancias sean más propicias para su desarrollo armónico con los otros hombres (los elefantes también, tal vez…) y la naturaleza?
    • Para dejar de ser ingenuos y buscarnos un futuro mejor como humanidad, deberíamos considerar nuestro entorno, el entorno en el que nos desenvolvemos para hacerlo más propicio, para hacer posible y menos utópico un mundo mejor.
    • Desgraciadamente, nuestro entorno está determinado principalmente por el sistema económico. Éste se basa en la avidez de poseer, se basa en un sentimiento primitivo. Por eso es tan poderoso que ningún sistema económico conocido lo puede enfrentar.
    • Los que pensamos críticamente andamos como contra la corriente, no es fácil.
    • La desigualdad extrema entre las condiciones socio económicas de los hombres atenta contra una sociedad armónica. Nuestro sistema económico tiende a exagerar esa desigualdad.
    • En estas condiciones, el futuro que se avizora es sólo de más guerras y conflictos de todo tipo.
    • Encima de esto, estamos destruyendo nuestro ambiente.
    • ¿Cuáles son las perspectivas que tiene la humanidad para salir de este caos? No lo se, ¿ustedes si?. Pero reconozcamos que por lo menos el saberlo ya es algo. Tal vez (Dios o dios lo quieran) si aumentamos los que tengamos conciencia de esto, resulte alguna perspectiva de cambio cualitativo en el futuro.
    • Pero así como estamos, sigue triunfando el ello.

19 de septiembre de 2006

¿La filosofía es totalizadora?


(Repuesta a una intervención en un foro de filosofía).

Filosofía totalizadora.
Según entiendo, desde sus inicios la filosofía trató de ser lo más totalizadora posible, en el sentido de buscar respuestas lo más abarcadoras posibles. Se buscan principalmente las verdades más generales, los principios. Tampoco hay límites al campo de la filosofía. Las ciencias estuvieron también en un principio dentro de su terreno, hasta que adquirieron su mayoría de edad. Son hijas de la filosofía en este sentido y en ellas también se buscan las fórmulas más generales, las que en forma más sencilla expliquen el comportamiento natural.

La filosofía, más que pensamiento individual, es pensamiento de un individuo en una época, lugar y con una cierta historia. Nace en el individuo, pero se nutre de las circunstancias del entorno y gran parte de ese entorno es histórico. No se puede evitar. Filosofar es una tarea individual y también social, querrámoslo o no.



Todo pensamiento valedero entiendo que viene de nuestra praxis, se elabora en nuestra mente y vuelve a la realidad, si se es coherente. Si no se tiene en cuenta la realidad como juez verificador, se puede decir cualquier disparate.

Como gran ejemplo, citemos la ética, que nace de los juicios de valor que vamos elaborando de nuestra interacción con la sociedad, desde niños. Y esa sociedad tiene cierta historia y los conceptos éticos estarán acordes con la época. Es que la ética no es sino una herramienta para vivir mejor en sociedad, en la sociedad en la que estamos en cierto momento.

Claro que también la ética puede nacer de una imposición, o mejor dicho porque nos dejamos imponer una moral ajena, sin preguntar, sin cuestionar, y sin convencimiento real, lo que llevará a que dejemos de lado a esa moral cuando no nos convenga, nos haremos los olvidadizos o miraremos para otro lado, como ocurre frecuentemente en nuestro país.


Creo que Lucas confunde el concepto de totalizador con el de totalitario, pero de eso nadie que yo sepa habló en el reportaje a Feinmamm.

Convicciones

En cuanto a las convicciones, creo que es algo indispensable, saludable, para todo ser humano, es una de las cosas que buscamos y es lo que sostendremos hasta que encontremos algo mejor, pero es indispensable que las tengamos porque forma parte de la guía individual de nuestro actuar. No podemos vivir saludablemente en la incertidumbre permanente. Ver Creencias, selecciones y decisiones.

Colaborar en la búsqueda de cierta felicidad terrenal


O sea, colaborar a crear mejores condiciones de vida que permitan que el hombre aproveche mejor su existencia en el corto período desde que nace hasta que muere, que pueda aprovechar mejor lo que tiene, una vida efímera. Me parece muy loable, digno de todo ciudadano sensible socialmente.


Para esto es esencial conocer el mundo en el que vivimos y comprometernos con él. Es mediante el conocimiento que nos haremos más libres. Y para conocer no hay nada mejor que aplicar un método de conocimiento que haya sido exitoso, como el método hipotético deductivo, que basa el conocimiento en la actividad humana y en la razón (ver método científico). Para mí es esencial para esto entender que todo es natural. Hasta los fenómenos más extraños. No hay nada sobrenatural. Esto no es un dogma sino una conclusión de nuestra experiencia.

Felicidad


Alguien la definió sintéticamente como “amar y trabajar” (SF). Según otro (EF), logramos la felicidad cuando logramos reintegrarnos a la naturaleza, mediante la acción modificadora (dominio) o la sumisión. Explica que nuestro drama nace desde que tenemos uso de razón, memoria, conciencia. Considera luego que algunas formas son socialmente deseables y otras no. Dentro de las deseables está el amor, no sólo de pareja. Y la acción transformadora, creadora.


Claro que si hablamos de quien no tiene las necesidades básicas, comida, techo, abrigo, agua, etc, todo lo que se dice en el párrafo anterior parecen pavadas, las necesidades básicas nos transforman en sólo animales más, satisfacerlas es el fin principal.

Éstas son mis convicciones sobre esos puntos, escuetamente desarrollados, a pesar de haber leído solo un poco de Niestzche, algo de Sastre y nada de Heideger. 

Saludos, Tuco Navarro.

15 de abril de 2006

SOBRE SÓCRATES


Antes de Sócrates, los filósofos en Grecia tenían como tema principal el estudio de la naturaleza.

Atenas fue derrotada varias veces. El poder pasó a los 30 tiranos (año -404). Sócrates había recibido una modesta herencia de su padre, lo que le permitía dejar los trabajos de albañilería que realizó cuando regresó de la guerra y dedicarse por entero a la práctica del diálogo filosófico. Atenas trataba de regresar a la democracia de sus tiempos de esplendor (año -403).

Sócrates, luego de incursionar en las enseñanzas de otros filósofos sobre la naturaleza y la astronomía, se dedicó a pensar sobre las conductas humanas. Encontró contradicciones entre la razón y las creencias populares sobre el hombre.

Si él hubiera salido a contarlas por la ciudad, en las calles, en las plazas, probablemente se hubieran reído de él y hubiera sido preso mucho antes, porque contradecían lo que la gente sabía sin ninguna discusión. El camino que eligió, en cambio, fue mucho más fructífero, el de dialogar con los engreídos jóvenes aristocráticos, que estudiaban con los sofistas, lograr que tengan que reconocer su ignorancia primero y que ellos mismos saquen las conclusiones que él ya había sacado. Todo esto por nada, se oponía a recibir dinero, lo que hacía que sus enseñanzas fueran más creíbles.

Lo problemático era que esas conclusiones no eran en realidad verdades mismas sino la revelación de un mundo desconocido de dudas, sobre el que había que seguir pensando sin prejuicios. La verdad en la que él ponía el énfasis era el método racional que permitía echar por tierra con las creencias de la tradición, con lo establecido entonces como la verdad y ejercer el pensamiento crítico. El que podía seguir pensando de esta manera por sus propios medios, decía que había conquistado la areté, el poder de poder hacerlo, la virtud de saber hacerlo.

Sostenía a ultranza que uno debía hacer de acuerdo a su pensamiento, aún en los casos de tener una oposición total de los otros ciudadanos y se debía tratar de persuadirlos.

Respecto de las actitudes humanas, Sócrates sostenía que conocimiento y virtud estaban muy relacionados y que ninguna persona hacía las cosas mal por maldad, que todos hacemos lo que creemos mejor y que si alguien tiene malas actitudes era solo por ignorancia.

Otro valor de los diálogos era que todos los temas elegidos giraban en torno al hombre, a las actitudes humanas. Abrió así las puertas del conocimiento a temas aún no abordados racionalmente hasta entonces. Sentó desde entonces las bases para la filosofía occidental posterior.

Adjetivos para definir a Sócratres:

 Testarudo, principista, racional, sentido ciudadano, gran sentido de pertenencia a la ciudad, generoso, desprendido, curioso, metódico.

SÓCRATES EN EL SIGLO XXI

La pregunta de Silvia: “¿Qué hubiera pasado si Sócrates viviera ahora?” me dejó pensando en esa ficción.
Pensé que no hubiera sido sentenciado a muerte, ni siquiera hubiera ido preso. Ni siquiera tendría discípulos, sólo lo tildarían de loco, sería un personaje pintoresco, los chicos le harían burla. Así como Jardín Florido era el loco de los piropos, él sería el loco filósofo y pasaría a la historia local junto con la Pelada de la Cañada, etc.

Si en vista de la indeferencia de la gente en las calles fuera a la Ciudad Universitaria, nadie lo atendería porque todos están apurados con sus trajines domésticos, ir a clase a estudiar a los griegos, posiblemente a Sócrates, para poder aprobar en los exámenes y obtener al fin su título y no atender a un gordito bajito y molesto que solo hace preguntas. Más si lo que plantea es el problema de la verdad en un mundo dedicado a ser eficientes y prácticos.

Supongamos que se acerca entonces a un partido político. Comienza hablando de los deberes de todo ciudadano. Pero los que concurren a un comité no conocen el significado de esa palabra, el significado real, aunque la escuchan asiduamente. Es que se ha sacado de la escuela la materia Educación Cívica por inservible. Ellos solo saben que si le va bien al partido al que se acercan, por ahí solucionan algunos problemas económicos. Además, en los hechos la palabra ciudadano carece de mucho sentido, porque todo viene ya hecho desde el  gobierno, éste es el que se dedica cuando puede sacar algún provecho electoral. Los “ciudadanos” deben esperar y aprovechar, no dar.

Sí habría una coincidencia con Sócrates: la palabra democracia, pero solo la palabra, porque el sentido para Sócrates y para el hombre de la calle actual son muy pero muy diferentes. Ahora se trata solamente de ir a votar.

¿Y las leyes, el acatamiento de las leyes?  Si viera que al hombre o mujer común lo único que le interesa es ver cuándo y cómo puede transgredir alguna, se lamentaría de haber aceptado tan sumisamente morir por ellas o por el sistema que las instituye.

Llegado a este punto, no tuvo más remedio que reconsiderar su teoría de que las conductas erradas del hombre se deben a su desconocimiento, consideró que hay también otros factores que gobiernan su conducta. Y se volvió a repetir: “sólo se que no se nada” y agregó: “…pero nada!“ y dijo: “éste es el pueblo más complicado que he conocido”.

En fin, pavada de depresión que se agarraría el pobre, tendría el complejo de estar loco, Iría a Oliva para ver si lo aceptan en el internado y le dan comida y alojamiento con personas más normales y se dedicaría a leer a los filósofos griegos antiguos.

Carlos.