31 de diciembre de 2004

La Globalización Cultural


(Efectos del neoliberalismo)
Trato de analizar aquí el fenómeno actual de la globalización cultural, por el que los pueblos pierden su identificación, pierden continuidad en su desarrollo cultural, adoptando formas ajenas sin identificación con el pasado de su pueblo, formas que no sienten realmente pero “que los hace sentirse bien” momentáneamente. Es una forma de alineación cultural, en las que una cultura invade a otra.

La cultura propia es desvalorizada, por el solo hecho de ser propia.

Veamos entonces dos hechos fundamentales que pueden explicar este fenómeno.

Uno lo hace posible, es la revolución de la electrónica desde fines de la segunda guerra mundial, con el descubrimiento de la TV, el desarrollo de la física del estado sólido (transistores, integrados, etc), las comunicaciones satelitales, la computación, las computadoras personales, la red digital internacional (Internet). Son herramientas importantísimas para el progreso y son también las armas que usa la globalización neoliberal para imponer sus conceptos a los países pasivos (o muy endeudados).

El otro gran hecho es el desarrollo en Chicago de las teorías que avalan al neoliberalismo en los alrededores de los ’70, con Hayes y Popper fundamentalmente. Estas teorías empezaron a aplicarse en Latinoamérica primero (Chile) y luego en todo el mundo, especialmente en los países en vías de desarrollo, gracias a la gran influencia del FMI sobre las políticas económicas de los países deudores.

El primer hecho se entiende fácil, porque las telecomunicaciones e Internet (con todos sus servicios) aproximan comunicacionalmente a los pueblos, por más distantes que ellos estén. Aquí la televisión merece una mención aparte, pues es innegable que las imágenes tienen un poder especial para captar la atención (sin necesidad de pensar mucho) y cabe preguntarse en manos de quién está esa televisión, quiénes dictan sus contenidos. Esto último lo trataremos en otra oportunidad en más detalle.

Pero lo que no está bien claro es qué es el neoliberalismo y qué influencia tiene sobre los pueblos. Trataremos por eso de hacer una síntesis de sus rasgos fundamentales, para que el lector posteriormente profundice su estudio si lo cree de su interés.

Neoliberalismo

Tanto el liberalismo (s XVIII) como el neoliberalismo (1970) sostienen que el principal motor de la sociedad y su economía y desarrollo es el egoísmo intrínseco a todos los hombres. Así a través de la competencia por lograr el máximo beneficio, producen en el campo del Mercado Libre, logrando el desarrollo de una nación, como ningún otro sistema puede lograrlo. Para ello deben desarrollar la iniciativa privada. Dicen que el Estado no debe intervenir para nada en ese Mercado Libre, y si lo hace, “una mano invisible terminará castigando a ese pueblo”. Que esa misma mano invisible corrige los desequilibrios que se producen en el Mercado. Que el Estado solo debe ocuparse de las cosas públicas y que no sean del interés de la actividad privada, porque no son lucrativas, pero nunca del Mercado Libre.

El neoliberalismo dice que ninguna planificación puede producir mejores resultados que el Mercado Libre, porque los factores que intervienen en el Mercado son tantos como los que intervienen en las actitudes del ser humano, es demasiado complejo y por lo tanto implanificable.

Para el liberalismo el único sistema político posible es el democrático, el único que garantiza la libertad.

Para el neoliberalismo en cambio, el sistema preferible es el democrático, pero cuando la gente (“La Bestia”) prefiere otra cosa, como la regulación del Mercado o la protección a los perdedores de la dura competencia, entonces cualquier sistema político es bueno, con tal que respete la inviolabilidad del Mercado. Esto, por el bien de todos. Ése fue el caso de Chile, con Pinochet, porque La Bestia había elegido al socialismo y porque este país había sido elegido como primer conejillo de indias en el mundo.

Para el neoliberalismo, la libertad se centra en libertad para...negociar. Toda otra libertad es peligrosa, puede ir en contra del sistema.

Paremos un poco. ¿Qué es eso de los perdedores?

La competencia implacable, motivada por el egoísmo, que para el neoliberalismo es además avaricia, consumismo y acumulación de capital, produce ganadores y perdedores. Los ganadores son necesarios para la consecución del sistema, es una selección natural de los mejores. En cuanto a los perdedores, son las excrecencias del sistema, algo inevitable.

Así como hay personas ganadoras y perdedoras, hay países ganadores y perdedores en el concierto internacional.

Dice el neoliberalismo que ningún otro sistema económico puede ser superior a este sistema, que llama natural. Así, ningún país que no aplique los principios neoliberales puede superar en producción y desarrollo a otro que sí los aplique. No hay alternativa. No son eficientes.

Conceptos como planificación estatal, solidaridad, cooperación, nunca podrán desarrollar un país que supere a uno que aplique los principios del Mercado Libre. Morirá en la burocracia.
¿Y qué pasa con los perdedores? Tendrán que esperar la ayuda humanitaria de algunas empresas, lo que les valdrá a ellas un buen concepto social y así podrán lograr mayores ganancias. Y sino... que lástima...

En una palabra: el neoliberalismo afirma que la herramienta civilizadora por excelencia es el Mercado Libre, sin tutelas de ninguna especie. El Estado es para atender otros asuntos, como la defensa de las fronteras y las obras que hagan falta pero que no son de interés privado porque no dan ganancias. Es el mejor sistema económico y hay que imponerlo por cualquier medio, sin interesar otra cosa, por el bien de todos. Si se logra con democracia, mejor, pero si no... como sea. A la larga se verán las ventajas. Los perdedores... son un mal inevitable. No todos somos iguales.

Alineación cultural

El vencedor número uno en esta contienda mundial es USA. Hay otros, de segunda línea, como Alemania, Inglaterra, etc. Y como es natural la tendencia humana de imitar a los exitosos, a los vencedores, que se transforman en un paradigma, se produce la despersonalización cultural, la simple imitación, en los pueblos de los perdedores. Toda la tradición, con sus aspectos positivos o no, se comienza a perder.

Los valores humanos como la solidaridad, la cooperación, pierden valor frente a la competencia basada en el egoísmo.

El sistema neoliberal enfrenta resueltamente a todo concepto que no encuadre con el sistema; son subversivos, dice, son terroristas. Y la diversidad cultural también es peligrosa.

El sistema neoliberal pregona la libertad, pero la libertad para... negociar solamente. El hombre solo vale como competidor. Es una carrera desenfrenada... hasta que nos estrellemos contra la pared.

¿Qué pasa con los países periféricos? Si son parte de los muy perdedores, no interesan por el momento. Pueden seguir con sus mitos, con su cultura bárbara, no molestan mientras no sean terroristas (salvo que tengan petróleo, en ese caso es imperioso “civilizarlos” a la fuerza si fuera necesario, como en Irak). Allí no habrán inversiones ni invasiones democratizadoras. Ya llegará el momento de civilizarlos cuando falten los recursos en los países centrales.

Los países perdedores en esta carrera cuyas reglas impuso el neoliberalismo, ayudado por el FMI (y a veces hasta la CIA), adoptarán cada vez más el lenguaje y los conceptos del ganador. Hasta la lengua se mixturará con la del país vencedor.

Alternativas

¿Qué esperanza queda en este panorama aterrador? Parece ser que la única esperanza está en las actitudes que adopte la “segunda potencia mundial”, como en USA se llama al resto del mundo, para frenar los avances hegemónicos.

Y la esperanza de que se respeten los valores humanos, la diversidad cultural y nuestro hábitat. ¿Pero en qué contexto económico, para no ser totales perdedores y tener chances de desarrollar una mejor sociedad, que respete además la diversidad cultural? Creo que la respuesta está en un equilibrio entre el liberalismo y el socialismo, en una sociedad que planifique lo planificable y acepte gran parte de los principios capitalistas, mientras no atenten contra los valores humanos. Se trata de un difícil equilibrio.

Pero lo fundamental: los valores humanos, esos que el neoliberalismo trata de sepultar, deben resurgir, de otra manera no se podrá construir ninguna nueva sociedad con esperanzas de un desarrollo acorde con nuestras necesidades.

En otras palabras, hace falta una revolución cultural. Y la pregunta del millón:¿Cómo se logra?

CAN

Hola a todos aquí van algunas opiniones. Me gustaría que Carlos explicite un poco más su propuesta entre el liberalismo y el socialismo. Personalmente creo que ningún capitalismo por sano y bueno que quiera llamarse cambiará los valores porque todo capitalismo significa acumulación de dinero es decir de trabajo humano expropiado a otros los trabajadores, en consecuencia todo capitalismo se organiza sobre la base de la violencia sobre el otro; a derechos que se chocan unos con otros para ver quien tiene más. Y no tarda en llegar al salvajismo actual. Creo que la única libertad es la libertad para decidir como construir y desarrollarnos con otros. La libertad que se construye con el otro abre otros horizontes de conocimiento y de vida a la humanidad, horizontes todavía desconocidos porque nunca los hemos logrado como especie, pero en la vivencia individual de la solidaridad y la cooperación podemos afirmar que sus posibilidades de desarrollo son infinitas. No me gusta ponerle nombres a este nuevo mundo posible para no asimilarlo a los fracasos del socialismo real, Es una construcción colectiva que hay que empezar desde ya con otra cultura que destruya desde abajo el capitalismo y sus antivalores de competencia, consumismo, egoísmo, etc. algunos Movimientos sociales lo están haciendo silenciosamente y con resultados asombrosos compañeros. Con valores de humanidad están creando otra sociedad justa solidaria, respetuosa de la naturaleza, de la libertad y de la vida. Creo que ese mundo llegará a todos pero no con el capitalismo sino con su derrota.
Marily
Hola a todos.
Gracias Marily por tu respuesta. Trataré de sintetizar lo que pienso y creo y lo que no sé. Si, digo “creo” porque uno trabaja con los datos que tiene y llega un punto en el que dice: “creo que esto es posible” o no. ¡Ojalá yo tuviera tu visión de lo posible y ese posible fuera el que vós pintás y éste fuera realizable! Pero hay que ser realistas y francos.
En mi artículo, digo cuáles son los defectos del liberalismo y especialmente del neoliberalismo, que ya es una concepción por demás grotesca del liberalismo. Pero como digo, el liberalismo tiene la gran ventaja de estar inspirado en el hombre de carne y hueso, que es inocente, confiado y optimista hasta que están en juego sus intereses personales. Entonces surgen el egoísmo y la avaricia. Así, pienso que el motor que eligió el liberalismo, la iniciativa privada basada en el interés personal, es muy poderoso, demasiado poderoso, porque está basado en defectos del hombre. Por eso dicen los neoliberales que los países que opten por el libre mercado son invencibles. Los desechos... eso no interesa, es algo inevitable, es una selección natural. Pero esos desechos son personas para nosotros, para el liberalismo son perdedores simplemente.
¿Qué alternativas quedan entonces? Una es tratar de remendar el sistema, ponerle parches para que no sea tan inhumano, dándole esta tarea al Estado, reglamentando lo que se puede y no se puede hacer en el gran mercado de capitales (caso Suecia, por ejemplo). Es decir, dar garantías tanto a los ganadores como a los perdedores. Hasta China está adoptando esta vía.
Otra, es abandonar el sistema capitalista como sistema económico y adoptar un sistema socialista. Los medios de producción en manos del Estado, la economía planificada, la iniciativa individual sometida a un Estado desmesurado y por ello burocrático. ¿Orwell 1984? ¿Salir del sartén para caer en las brasas? ¿Y qué pasará con la corrupción al tenerse un Estado tan fuerte (porque es realmente tentador...)?
Y qué pasará con el medio ambiente, ¿seguiremos autodestruyendo nuestra casa? Aquí creo que es más probable que un sistema planificado defienda mejor el medio ambiente.
¿Y con la democracia? Los griegos realizaron este fabuloso invento, la democracia, que se transformó en representativa cuando se trató del gobierno de un país, ya no de una ciudad de 100.000 habitantes. La democracia se adapta bastante a la naturaleza humana. Refleja la tolerancia y sintetiza lo individual y lo social. Pero también tiene grandes defectos, cuando los representantes se desvinculan del soberano. ¿Porqué no dedicarnos a mejorarla, creando realimentaciones (feed-back) que eliminen los errores? La meta sería ser ciudadanos del mundo, ya no de una ciudad. La democracia me parece indispensable, cualquiera sea el sistema económico. ¿Cuáles son las incompatibilidades?
Otras cualidades que me parecen fundamentales en una sociedad, cualquiera sea, son la capacidad asociativa, la solidaridad, el concepto ciudadano (el Estado es nuestro y no ajeno), la confianza interpersonal. Estas cualidades hacen a un alto “Capital Social”. Si estos conceptos no son estimulados en la práctica, terminan perdiéndose. La responsabilidad de estimulación descansa tanto en los actores (los ciudadanos) como en el Estado. Actualmente, por ejemplo, en Argentina se hace poco o nada para estimularlos.
Bueno, ya dije bastante. Mis certezas, creencias y mis dudas. Los dejo opinar.
Un abrazo, Carlos.
Aclaración: hablo de creencias, certezas y dudas porque no tengo ninguna camiseta puesta, como no sea la verdad. Sólo quiero intercambiar opiniones, sin preconceptos. Si fuera político o estuviera en función política, posiblemente hablaría sólo de certezas.